Una obra de José María Salaverri (Ediciones Encuentro). La recensión es de Fernando Cordero, SS.CC.
Título: Amigos en el Señor. Hombres y mujeres de la historia unidos por la fe
Autor: José María Salaverri
Editorial: Ediciones Encuentro
Ciudad: Madrid, 2015
Páginas: 336
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FERNANDO CORDERO, SS.CC. | José María Salaverri (Vitoria, 1926) es sacerdote marianista, firmemente ligado a María como su fundador, el beato Guillermo José Chaminade. Ha pasado por varios servicios dentro de su congregación, entre ellos, el de superior general.
Licenciado en filosofía y teología, además de la docencia ha cultivado la escritura, siendo autor de veinte volúmenes. Baste recordar, por ejemplo, Orar con los santos de nuestro tiempo (PPC), una verdadera inmersión en figuras emblemáticas de la santidad en el siglo XX y comienzos del XXI. Estamos, pues, ante un especialista en hagiografía que –como afirma el padre Manuel Cortés en el excelente prólogo del título que ahora nos ocupa (Amigos en el Señor)– contagia “su convicción de que la sabiduría está escrita en la vida antes que en los libros”.
En los doce capítulos de esta obra aparece normalmente la relación de amistad entre dos o más santos o beatos, hombres y mujeres, que vivieron entre los siglos IV al XX: Juan Crisóstomo y Olimpia, Bonifacio y Lioba, Clara y Francisco, Diana y Jordán, Catalina y Raimundo, Juana de Chantal y Francisco de Sales, Margarita María y Claudio, Celia y Luis, por citar algunos.
El denominador común de todos ellos es su pasión por Jesús, centro de la amistad que se desgrana en todos estos atractivos personajes que selecciona el padre Salaverri, donde no faltan las pertinentes citas a cartas y documentos de los protagonistas. Por ejemplo, en el caso de los beatos Diana d’Andalo y Jordán de Sajonia, religiosos del siglo XIII, son elocuentes sus expresiones epistolares: “Corramos en nuestro mutuo amor a Jesús, que es el camino” (p. 133).
Relación de parentesco
En ocasiones hay relación de parentesco entre los biografiados, como es el caso de Carlos de Foucauld y su prima María de Bondy. O esponsal, como sucede con los padres de santa Teresa de Lisieux: Celia y Luis, icono de matrimonio que funda una familia en la que los pilares son la fe y el amor. La colaboración entre unos y otros se transmite a través de estas páginas: la obra de traducción de la Biblia realizada por san Jerónimo con la insistencia de santa Paula y su hija Eustoquia; la tarea realizada por Catalina de Siena y fray Raimundo de Capua para encauzar la Iglesia del siglo XIV o la propagación del Amor del Corazón de Jesús de santa Margarita María con el soporte del padre Claudio de La Colombière.
Al final del libro, se nos brinda un compacto epílogo de Julián Marías en torno a la antropología de la amistad. La amistad es uno de los frutos más finos del banquete del Reino. Y es que, como remata José María Salaverri, “haber podido contemplar una amplia red de amistades en Cristo aquí en la tierra es un buen entrenamiento para nuestra vida futura” (p. 328).
En el nº 2.953 de Vida Nueva
