A. V. (CORREO ELECTRÓNICO) | He sido suscriptora de Vida Nueva desde el año 1973 o 1974, no recuerdo bien. Nunca he tirado los ejemplares que recibía. Todavía conservo un montón de Pliegos fotocopiados… Los tres o cuatro primeros años se los llevaron unos religiosos trapenses para su biblioteca en Angola.
Durante bastantes años los conservé, buscando alguna biblioteca que los aceptara… Desde hace algo más de 15 años se los pasaba a un sacerdote, que los valoraba mucho. Con mi pensión, que ya no basta para abonar la residencia donde vivo desde hace 43 años, y gracias a la Ley de Dependencia, que cubre lo que falta, mis ojos bastante cansados y la cabeza algo más…, he decidido, desde hace poco, pasar mi suscripción a la revista a un sacerdote al que debo mucho y que estoy segura de que la saboreará y disfrutará de ella cada semana.
Por todo ello, quiero dar un ¡gracias, Vida Nueva! Ahora la leeré “resumida” en mi iPad o en mi ordenador. ¡Gracias y adiós! Hasta siempre, pues seguro que allá, en aquella verdadera vida nueva a la que espero llegar, con la misericordia de Dios y a pesar de mis “despistes”, seguro que la reciben… Me despido de la revista a través de estas líneas, con mi sincero afecto y agradecimiento.
En el nº 2.980 de Vida Nueva
Pueden enviar sus cartas con sugerencias o comentarios a: director.vidanueva@ppc-editorial.com