JESÚS SÁNCHEZ CAMACHO | Periodista y profesor CES Don Bosco
“Tres cuartas partes de los jóvenes españoles, según una encuesta realizada por los sacerdotes consiliarios de la Juventud de Acción Católica, se declaran inconformistas, innovadores y con ánimo de cambios y transformaciones”.
Así era la entradilla de la principal noticia del nº 519 de Vida Nueva, el 23 de abril de 1966. El titular, que hoy encajaría en la portada de cualquier rotativo, se extraía de uno de los muchos datos que reflejaba una encuesta estudiada en la I Asamblea Sacerdotal de Pastoral de Juventud. Allí quedó diagnosticado el desencanto de unos jóvenes hastiados de determinadas realidades sociales y eclesiales ante las que no se conformaban.
Pero, detrás de ese perfil inconformista, la Asamblea radiografiaba el valor de la innovación. Y la Iglesia española, por su parte, se comprometía a renovar su pastoral.
A diferencia de los años 80 y 90, los jóvenes actuales encuentran serios obstáculos para permanecer en su país y realizarse más allá de lo profesional. Las dificultades laborales penetran en la parcela personal, resultando complejo planificar un proyecto de futuro. Pero la solución cómoda es quedarse anclado en la queja inconformista.
Frente a ciertos neopolíticos que solo ven inmundicia en sus antecesores, el espíritu de la Transición puede aguijonear, con su aliento, a una juventud que necesita levantarse y correr riesgos. Con ese esfuerzo, podremos alcanzar la innovación.
En el nº 2.985 de Vida Nueva