JESÚS SÁNCHEZ CAMACHO | Periodista y profesor CES Don Bosco
El 11 de junio de 1966 (VN, nº 526), la contraportada de Vida Nueva presenta una entrevista a Salvador Dalí. En un hotel parisino transcurre un encuentro donde el artista, luciendo una corbata de flores bordadas, se muestra tal y como es. El pintor revela haberse dirigido a Francia para terminar de escribir su diario, titulado Cartas de Salvador Dalí a Avida Dollars y de Avida Dollars a Salvador Dalí.
El poeta André Breton, uno de los teóricos con más peso del movimiento surrealista, le había reprochado su excesivo amor al dinero y su insuficiente implicación en el activismo político. Por ello, sus colegas empezaron a ignorarle; y, por ello, fue expulsado del movimiento. El idealismo de Breton arrinconaría al materialismo de Dalí, asignándole el sarcástico anagrama de Avida Dollars.
En la entrevista, el artista explica el contenido de su diario, desgranando con perspicacia cómo Avida Dollars escribe a Dalí para expresarle la admiración que siente por su genio, y cómo ambos se enamoran el uno del otro. “La pintura o la escritura solamente son facciones mínimas de la expresión superficial de mi genio. Mi vida es mucho más importante”.
Si Mecano se preguntaba dónde acababa el genio y donde empezaba el loco, 27 años después de su muerte ya nadie cuestiona si su aportación cultural ha superado con creces su megalomanía. Y más hoy, “que andamos justos de genios, ‘Eungenio’ Salvador Dalí”.
En el nº 2.992 de Vida Nueva