En el pasado número de Vida Nueva, Joaquín Navarro-Valls sostenía que Europa se ha cansado de pensar. Triunfa, sobre todo en nuestro país, el síndrome de Saramago, consistente en batir palmas sobre lo que sea, aunque se desconozca totalmente de lo que se habla, y siempre que quien lo diga sea considerado un gurú. Ya no se piensa; se difunde opinión. Lo mismo que ya no se hace política, sino que se transmite mera ideología. Se pueden hacer afirmaciones tajantes sobre lo divino y lo humano que merecerían al menos un juicio ponderado. Pero no los encontrará. Ni siquiera se recurrirá a la ciencia. Ésta se utiliza sólo si conviene. En vez de ofrecer debates, en lugar de escuchar y leer a los intelectuales, se perpetran vídeos como el de la imagen, firmado por el PSOE.
En el nº 2.662 de Vida Nueva.
