Manantial inagotable

Carlos Amigo, cardenal arzobispo emérito de Sevilla CARLOS AMIGO VALLEJO | Cardenal arzobispo emérito de Sevilla

Por las malas prácticas del hombre, aunque no sea la única razón, se habla mucho del agotamiento de los recursos naturales. Unas veces por la esquilmación de los manantiales; otras, por el acaparamiento egoísta por parte de agentes insolidarios y sin escrúpulos.

Malos tiempos son los que padecemos acerca de la fe religiosa y sus consecuencias para la vida moral. La avalancha de relativismo, indiferencia, los fundamentalismos, el descrédito de las religiones… Todo, en un recto análisis de la situación y de sus consecuencias, tendría que hacer reaccionar a la inteligencia y preguntarse sobre las causas de estas circunstancias, tan absurdas como preocupantes. El absurdo viene del conformarse con unas condiciones de pensamiento existencial inaceptables y que limitan la misma libertad esencial de la persona. La preocupación no necesita de muchas explicaciones, pero las consecuencias pueden ser muy negativas.

El problema no es tanto el de la falta de recursos y manantiales, como el de querer desconocerlos o la falta de interés alguno por acudir a ellos. Ya lo decía Pascal: en el mundo hay más que suficiente luz para que los hombres puedan ver a Dios. Pero, con el pensamiento de san Juan Evangelista: vino la luz al mundo, pero los hombres prefirieron quedar en tinieblas.

Dios es Dios. Es decir, que no se puede hablar de su existencia, para el creyente, como si de una cosa más se tratara. En el libro Cómo hablar de Dios hoy, Frabrice Hadjadj, controvertido filósofo y escritor francés, hace una interesante reflexión sobre la evangelización y la comunicación. Lo primero es poner el Evangelio como semilla sobre la masa de este mundo, para que se convierta en verdadero espacio del reinado de Dios. La manera de llevarlo a cabo puede ser la comunicación, pero no confundir la noticia con la forma de hacérsela llegar a la gente.

De una forma un tanto pintoresca e irónica, Hadjadj advierte que la novedad de la evangelización consiste solo en dominar mejor los medios. “He aquí la paradoja de nuestra era: cuanto más desarrollamos los medios de comunicación, menos cosas tenemos que comunicarnos”.

El manantial de la fe es inagotable. Fuente viva que brota del mismo amor de Dios a todo lo que Él mismo ha creado. Y de una manera especial y privilegiada, al hombre. ¡Qué malo es morirse de sed, pero mucho peor teniendo la fuente tan cerca!

En el nº 2.995 de Vida Nueva

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