El papa Francisco, seguidor de Jesús

VICTORIANO VIÑUELAS GÓMEZ (MADRID) | Hace unos años leí esta frase: “Cuando tenemos miedo, no somos libres. Pero cuando somos libres, ¡damos miedo!”. Se puede consultar en el libro Un catecismo con sabor a libertad, de J. Gaillot y A. Gombault, en PPC.

También pude leer un breve libro de Christian Duquoc, titulado Jesús, hombre libre (Sígueme). Cuando uno lee, reflexiona y reza con el Evangelio en la mano, comprende la libertad de la que gozó Jesús y que tanto alarmó a las autoridades religiosas de su tiempo. No en vano, buscaron la manera de acabar con él. Jesús, hombre libre, ponía en solfa muchas de las interpretaciones que se hacían de la ley y que, más que liberar a la gente, la oprimía. Jesús, hombre libre, daba miedo a las autoridades religiosas.

En relación con esto, percibo que, desde hace un tiempo, se está orquestando una campaña por una parte de la jerarquía católica contra el papa Francisco. Le acusan de varias cosas, pero de lo que no pueden acusarle es de olvidarse del Evangelio.

Leyendo algunos textos de los que le acusan, da la sensación de que se aferran a la letra, de que pueden tener miedo a perder el control de las personas…, que no de muchas conciencias que ya son críticas con las interpretaciones que se hacen, no del Evangelio, sino de las normas y leyes que se han promulgado hace años o siglos y que hoy Francisco quiere revisar.

A quienes acusan al Papa les recordaría esta frase de la novela León el Africano, de Amin Maalouf: “Que los que posean la verdad, la dejen en libertad”. ¿Tanto miedo les da dejar en libertad la verdad del Evangelio? ¿O es más bien un aferrarse a sus interpretaciones, con todo el lastre que traen después de tantos años y que quitan libertad y frescura al Evangelio?

Francisco ha vivido la realidad de las personas en sus años de pastor en Buenos Aires. Ha visto las necesidades que tiene y sufre el hombre de hoy. Ha estado en contacto con la realidad de las personas en muchas partes de la tierra. Este Papa “da miedo” porque quiere romper muchas de las ataduras que no se comprenden y que representan interpretaciones del Evangelio que están muy lejos de este.

Y “da miedo” porque quiere vivir desde la libertad que encuentra en el Evangelio, ¡es decir, en Jesús de Nazaret! Termino con otra frase: “Cuando la libertad del otro supone la propia incomodidad, optamos por defender los absolutismos que sean necesarios para limitarla”. Pueden leerla en Las tentaciones de Job, de Antonio Bentué (PPC).

En el nº 2.996 de Vida Nueva

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