Por primera vez en una visita papal, el gobierno no ha impuesto “ley seca”
ANTONIO PELAYO, enviado especial a CRACOVIA | Si algo ha cambiado en este viaje polaco de Francisco respecto al de sus predecesores es que, por primera vez, el gobierno no ha impuesto la “ley seca” durante la estancia del pontífice en estas tierras.
En el pasado, en todas las ciudades visitadas por Juan Pablo II y Benedicto XVI está prohibida la venta de alcohol y en los restaurantes solo se servían bebidas no alcohólicas, zumos y aguas minerales. En algún caso se llegó a vaciar los mini-bar de las habitaciones de los hoteles.
Esta situación anómala se inspiraba vagamente en una tradición de los tiempos del comunismo de Estado: el día del mes en que los empleados estatales –es decir, la inmensa mayoría– recibía su salario estaba prohibida la venta de vino, cervezas y especialmente de vodka, la bebida nacional de los polacos. Servía de poco, porque el día anterior las gentes hacían provisiones que pagaban después.
Los tiempos cambian; en este caso, parece una medida de sentido común.