Hacia un nuevo año de la fe

Fernandez Sangrador(Jorge Juan Fernández Sangrador– Profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca y director de la BAC)

“Benedicto XVI inaugurará, el próximo 28 de junio, un año paulino. Se organizarán, con este motivo, actos litúrgicos, peregrinaciones, congresos, conferencias, promociones de libros, pero el tema de fondo será el mismo de hace cuatro décadas, cuando se conmemoró el martirio del apóstol de las gentes: la fe”

El 30 de junio de 1968, en el transcurso de una eucaristía celebrada en la plaza de san Pedro, el papa Pablo VI proclamó solemnemente aquella profesión de fe que, con el paso del tiempo, acabaría recibiendo el nombre de credo del pueblo de Dios. Coronaba así una larga serie de actos celebrados en la Iglesia universal con motivo del decimonoveno centenario del martirio de Pedro y Pablo. El papa había expresado anteriormente, en la exhortación apostólica Petrum et Paulum, su voluntad de que esos doce meses dedicados a la conmemoración de tal acontecimiento fueran considerados como año de la fe, debido a la relación existente entre ésta, que es respuesta al anuncio del evangelio, y la misión de los apóstoles.

El credo de Pablo VI fue bastante bien acogido en España; de hecho, la edición preparada por Cándido Pozo estuvo en la lista de best-sellers. Una novela de Hemingway la seguía en la clasificación de libros más vendidos. Sin embargo, el Enchiridion Symbolorum de Denzinger-Hünermann, en el que aparecen los principales textos del Magisterio de la Iglesia, no recoge éste de Pablo VI. No se sabe por qué, pero, inexplicable e injustificadamente, el credo del pueblo de Dios ha ido quedando relegado como documento de referencia importante en la conciencia de los profesores y los estudiantes de teología, y aun de los pastores de la Iglesia.

Benedicto XVI inaugurará, el próximo 28 de junio, un año paulino. Se organizarán, con este motivo, actos litúrgicos, peregrinaciones, congresos, conferencias, promociones de libros, pero el tema de fondo será el mismo de hace cuatro décadas, cuando se conmemoró el martirio del apóstol de las gentes: la fe, de la que vive el justo y por la que es justificado el hombre, y cuyo contenido objetivo ha sido articulado en el credo del pueblo de Dios para que cuantos buscan la verdad, en este período de la historia, la hallen.

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