Decíamos ayer (8 de junio de 1974)

Comodísima religión interior

“Prefiero una religión sin sacerdotes a unos sacerdotes sin religión”. “Todos somos muy propicios a resbalar en ese fácil camino de amar o criticar al clero, jerarquía y Santa Sede alternativamente: según convenga o no a nuestras ideas o a nuestros modos de vivir. Dispuestos siempre a llamar ‘sin religión’ a quienes ven el Evangelio con distinta óptica a la que nos conviene; dispuestos a eliminar a cuantos nos contradicen y a apostar por una comodísima religión interior sin sacerdotes”.

En el nº 2.664 de Vida Nueva.

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