Una primavera interrumpida

J M Arnaiz(José María Arnaiz– Ex Secretario General de la Unión de Superiores Generales)

“No hay duda de que yo sentí que en primavera estábamos en los días del Vaticano II. Sé bien que hubo quienes vivieron esas calendas de la Iglesia como algo muy distinto a una primavera. Sufrieron porque algo que querían entrañablemente y por lo que luchaban se terminaba; se terminaban determinadas palabras, relaciones, comportamientos…”

Y  esta vez no es la de Praga; es la de la Iglesia. A esa conclusión he llegado tras varios contactos y a distintos niveles en nuestra Iglesia en los últimos meses. No hay duda de que yo sentí que en primavera estábamos en los días del Vaticano II. Sé bien que hubo quienes vivieron esas calendas de la Iglesia como algo muy distinto a una primavera. Sufrieron porque algo que querían entrañablemente y por lo que luchaban se terminaba; se terminaban determinadas palabras, relaciones, comportamientos, opciones, celebraciones, concepciones, motivaciones, presencias, modelos. Y nacían otras y, en su opinión, con fórceps.

Quienes así pensaban, así piensan y así proceden. Ellos defienden que tienen razón; hay que mirar hacia atrás y retroceder en lo que se hizo porque no era bueno o porque no se hizo bien. Se equivocaron quienes saludaron la nueva estación como el albur de la Iglesia para hoy.

¿Son muchos los que así piensan y así proceden? No son pocos y, sobre todo, sí son influyentes en la conducción de la Iglesia actual. Proceden más con los hechos consumados que con razonamiento ordenado e inspirado, para seguir interrumpiendo consciente o inconscientemente la primavera. ¿Es que prefieren el invierno? Más bien repiten con frecuencia que son ellos los que consiguen los frutos sazonados de verano, y esos frutos no aparecen en los campos sembrados con semilla del Concilio. 

Menos mal que cuando en el hemisferio norte hay otoño, en el sur se está en primavera, y en la vida de la Iglesia se pueden dar saltos y ver brotar y crecer la vida cristiana evangélica. Agradezco mucho a los que ayudan a ver signos de vida y primavera en la Iglesia y siembran “margaritas que anuncian lo que está por venir y lo que ya llegó”. El intercambio en este momento es urgente, y antes de que la paciencia se acabe.

jmarnaiz@vidanueva.es

En el nº 2.664 de Vida Nueva.

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