Obra conjunta de José Luis Segovia Bernabé y Luis A. Aranguren Gonzalo (Sal Terrae)
DIEGO TOLSADA | El título de esta obra, No te olvides de los pobres, es la frase que el cardenal Hummes susurró al cardenal Bergoglio cuando ya era muy probable que este fuera elegido papa. Todo un programa y un desafío, que siguen siendo actuales. Y Francisco está llevando adelante ese empeño. También es muy acertado el subtítulo, Notas para apuntalar el giro social de la Iglesia. Son unas notas que, sin agotar el tema, dan indicaciones muy sólidas para la tarea de volver a poner en el centro de la comunidad cristiana a los que nunca debió dejar salir de él.
Por eso se habla de apuntalar esa vuelta a lo esencial, de sacar adelante el giro social que nuestra Iglesia tiene que dar, si quiere seguir siendo fiel a Jesús. No se nos dice de cuántos grados debe ser, pero no es solo de unos poquitos.
No hace falta presentar a los autores, José Luis Segovia Bernabé y Luis Aranguren, a los que la comunión de preocupaciones, estilo eclesial y amistad felizmente han reunido para que hoy tengamos estas páginas. Páginas avaladas por años de reflexión (teoría) y de acción (praxis) muy cercana y siempre al servicio de los más empobrecidos y de la comunidad cristiana. No suena a hueco lo que nos dicen, están curtidos y saben de lo que hablan.
Y su punto de partida es claro: nuestra Iglesia se juega su credibilidad en este campo más que en los de su vida interna (por importante que sea), está obligada a llevar a la práctica la tensión entre acción y contemplación y hacerlo con los pies en la tierra, con una “mística de ojos abiertos” (Metz). Se trataría, en palabras de Martín Velasco, de cristianizar a la Iglesia tras un período tan largo de eclesiastización del cristianismo. Este es el horizonte en que los autores quieren moverse.
Comienzan describiendo las urgencias de una Iglesia que está, y debe estar, en cambio. Un sólido, claro y duro análisis de la realidad eclesial, articulado en torno a los dos polos ya citados: la vuelta a Dios y la vuelta a los pobres, con las implicaciones que eso puede tener en las estructuras básicas de la Iglesia.
Por eso, la Iglesia necesita urgentemente ese giro social. Su principal problema no es el secularismo, la indiferencia o el relativismo, sino que “es la injusticia y la muerte evitable de tantos lo que eclipsa el rostro de Dios” (p. 71).
Por eso, hay que hacer otro tipo de diagnóstico que el repetido de la maldad de la cultura actual. Venimos de un fracaso pastoral, estamos en un momento epocal, que nos ofrece oportunidades que son también tareas: reencontrar la presencia del Dios de Jesús, normalizar el amor a uno mismo que nos ayude a resituarnos y conocer el mundo en que vivimos, y caer en la cuenta de que ni la pobreza ni la exclusión son hechos naturales.
Estas actitudes se concretan en la necesidad de una lectura creyente de la realidad, aprendiendo a mirar de una manera evangélica (ver), desde unos criterios éticos (juzgar) que nos ayuden a distinguir necesidades, derechos, deseos e intereses, para no confundirlos entre sí, saber jerarquizarlos y poder así actuar de manera evangélica. Son especialmente sugerentes las páginas dedicadas a la forma de mirar de Jesús (119-123) y cómo actuar (123-126).
Todo esto está ya en marcha, pero hay que proseguirlo, ampliarlo, fortalecerlo y asegurarlo. Las claves vienen muy de la mano del papa Francisco: oler a Evangelio, priorizar los asuntos del Reino, vivir la compasión asumiendo la transgresión, salir y arriesgarse, etc. La exhortación Evangelii gaudium se constituye así en punto de referencia para todo lo que esto implica. Un último capítulo desarrolla criterios para procesos (más que programas) de largo aliento que pueden concretar la praxis de nuestra Iglesia en este giro social.
El epílogo lleva por título Tantum aurora est (“Esto no ha hecho más que empezar”), y afirma que “no olvidarse de los pobres significa que lo social no es la letra pequeña del mensaje cristiano. Es un asunto central y configura a la misma Iglesia” (p. 222). Estamos a tiempo o, con las palabras de Pedro Casaldáliga que cierran la obra: “Es tarde, / pero es madrugada / si insistimos un poco”.
Lo recomiendo por…
Porque son los empobrecidos los que siguen siendo la prueba del algodón de un cristianismo plausible, nos guste o no.
Otro imprescindible
Jesús, la misericordia conflictiva del Reino, de José Laguna, PPC (Madrid, 2016), 158 pp.
FICHA TÉCNICA
Título: No te olvides de los pobres. Notas para apuntalar el giro social de la Iglesia
Autores: José Luis Segovia Bernabé y Luis A. Aranguren Gonzalo
Editorial: Sal Terrae
Ciudad: Santander, 2017
Páginas: 224
Publicado en el número 3.029 de Vida Nueva. Ver sumario