Vítores, aplausos y mucha oración para José Gabriel Brochero, el santo argentino
MARCELO ANDROETTO
A las 5:32 horas de Argentina, el domingo 16 de octubre pasado, miles de personas reunidas frente a una pantalla gigante en el predio de La Providencia de Villa Cura Brochero irrumpieron en vítores y aplausos. El Papa Francisco, en la Plaza de San Pedro,acababa de proclamar santo al Cura Brochero. Y las lágrimas de los presentes se mezclaron con la intensa lluvia que, quizá a modo de bendición, azotaba esa madrugada el noroeste de la provincia de Córdoba.
Casi medio siglo después, el proceso de la causa de canonización iniciado en marzo de 1967 había llegado a su feliz conclusión con el Cura Gaucho en los altares. Sin embargo, todo fin es, a su vez, un principio.
“Terminó la canonización para la cual trabajamos y oramos durante tanto tiempo, pero no la causa de Brochero, que seguirá siendo trabajar por una patria más inclusiva y fraterna, para que los hombres y las mujeres de este tiempo se encuentren con Jesús”, declaró a Vida Nueva Santiago Olivera. El obispo de la diócesis de Cruz del Eje, coactor de la causa y gran impulsor del proceso de canonización de Brochero en los últimos años, se refirió a los nuevos desafíos que llegan de la mano de San José Gabriel. “Me gustaría trabajar para que muchos dirigentes –políticos, sindicalistas, de la educación– pasen por los ejercicios espirituales ignacianos que son “el baño del alma”, como decía Brochero”, declaró.
“Los ejercicios son momentos especiales y muy vigentes de encuentro con Jesús. Son el camino pastoral de nuestro tiempo para que transformando el corazón del hombre se transforme el ambiente y la sociedad”, agregó Olivera.
Un mes antes de la canonización en Roma, la diócesis de Cruz del Eje hizo su propia profesión de fe a través de un mensaje denominado Creemos, en el cual se deja en claro que la santidad de Brochero no es tanto un punto de llegada, sino más bien un punto de partida.
Celebrando al santo en casa
El fin de semana de la canonización del Cura Brochero, la villa homónima, de unos ocho mil habitantes, recibió a decenas de miles de feligreses que no habiendo podido viajar a Roma para vivir la ceremonia in situ, quisieron estar de algún modo presente.
¿Y qué mejor que hacerlo en Traslasierra, donde el “Curita” llevó adelante la mayor parte de su vida pastoral, impregnada por el Evangelio y por la opción en favor de los pobres y marginados? Hubo vigilia previa pasada por agua desde la tarde del sábado: la lluvia impidió que se realizara parte del show musical previsto en la Plaza Centenario, frente al Santuario del Cura Brochero. E incluso las autoridades evaluaron suspender la vigilia al aire libre teniendo en cuenta el temporal.
Sin embargo, a las 2:30 de la madrugada del domingo se habilitó el predio de La Providencia, de unas 700 hectáreas y donde está en última etapa de construcción una capilla en honor al nuevo santo. Y hasta allí llegaron miles de peregrinos y de habitantes de la zona que desafiaron las inclemencias climáticas para seguir en comunidad las imágenes y el audio que llegaba desde Roma.
Además del momento cumbre de la proclamación de la santidad del Cura Gaucho, la emoción también embargó a todos cuando se vio a Nicolás Flores –el niño del primer milagro, y cuyos padres son oriundos de la zona– acercando las ofrendas hasta el altar, donde lo esperaba Francisco. Previamente, la abuela materna de Camila Brusotti –la niña del segundo milagro– había portado una reliquia del santo.
En esa madrugada coronada con una Santa Misa frente a la Casa de La Providencia, los miles de feligreses en Villa Cura Brochero se unieron en espíritu con el millar de compatriotas que llenaron de color y alegría la Plaza de San Pedro en la inolvidable mañana de Roma.
Y muchos de los que estuvieron en la tierra de Brochero, se encontraron con los que se quedaron acá, este pasado sábado 29 de octubre, en la Misa de Acción de Gracias presidida por Olivera en el mismo predio de La Providencia. Casi 20 mil feligreses participaron de la Eucaristía y de la procesión con las reliquias de San José Gabriel por las calles de Villa Cura Brochero, tierra bendecida si la hay, llamada a convertirse en uno de los principales destinos de peregrinación del país, bajo el influjo del primer santo nacido y fallecido en Argentina.
San José Gabriel, San Brochero, Santo Cura Brochero, como cada cual lo quiera llamar, convoca.
¡Brochero vive!
Ya es oficial: San José Gabriel es el nuevo patrono del clero argentino. Y la presencia de Brochero comienza a sentirse cada vez con más fuerza en distintos ámbitos. La ceremonia de canonización fue seguida por televisión en toda la Argentina por decenas de miles de argentinos, y al día siguiente en las principales emisoras de radio y televisión la vida y obra del Cura Gaucho estuvo en foco.
El mismo domingo 16 de octubre, un cuadro con la imagen del Cura Brochero montado en su mula “Malacara” lució a los pies de Nuestra Señora, en la Basílica de Luján, y pocos días después el Correo Argentino emitió una estampilla con el rostro del santo cordobés (nació en Santa Rosa de Río Primero).
En la Audiencia General del miércoles posterior a la canonización, Francisco bendijo en las escalinatas de la Basílica de San Pedro en Roma una estatua en tamaño real del “Curita” y de su mula, realizada en fibra de vidrio y resina epoxi por el artista Fernando Pugliese.
Y en breve, en Villa Cura Brochero, además del Santuario frente a la plaza principal que alberga sus reliquias, la gente podrá visitar el Templo en honor a San José Gabriel del Rosario Brochero, en el predio de La Providencia, que será consagrado por Santiago Olivera el 9 de diciembre próximo, a las 20 horas.