Casi 200 personas llegaron hasta Santiago de Chile para participar del Congreso Internacional de Educación Escolapia, entre el 18 y el 22 de abril, convocado en el contexto del Año Jubilar donde esta familia religiosa conmemora los 400 años de la fundación de la Orden y los 250 de canonización de su fundador, José de Calasanz. Este santo fue declarado en 1948 patrono Universal de las escuelas populares cristianas del mundo, reconociéndole que en 1597 creó la primera escuela pública popular gratuita en Europa, proclamó el derecho a la educación de todos los niños y luchó por ella.
Cuatro siglos después, este Congreso reúne a quienes siguen viviendo esa vocación dedicada a la ‘piedad y letras’, como enseñó Calasanz. El Congreso “busca reunir a educadores escolapios de todo el mundo, centrados en intentar responder qué nuevos desafíos tenemos hoy como educadores”, dijo a Vida Nueva el Superior General de la Orden, Pedro Aguado. Y agregó: “Hemos convocado a todos. Desde los 40 países donde estamos los escolapios han venido religiosos y laicos, directivos, educadores, hasta exalumnos para dar su testimonio”.
Sus contenidos, metodología y temas surgieron de una consulta a todos los colegios y comunidades, llegando a un formato predominantemente participativo y dialógico. Joszef Urban, sacerdote húngaro, asistente general, responsable de Asia e integrante del equipo coordinador del Congreso, lo describió así: “No es algo con charlas. Hay cuatro conferencias que son estímulos, pero el resto son encuentros en pequeños grupos, talleres, comunicaciones de experiencias de los diferentes países en que estamos. El objetivo es doble: encontrarnos alrededor del carisma calasancio y también crear redes que sigan funcionando después del Congreso. El punto final está más allá del Congreso, que es una herramienta para el futuro”.
Clave para el desarrollo
Las ponencias fueron ejes del diálogo durante cada uno de los cuatro días de trabajo: Los desafíos de la educación hoy, Jesús como maestro, Educar para construir la comunidad y El mundo del joven de hoy, fueron los temas de cada jornada.
El doctor en Teología Bíblica Arturo Bravo expuso sobre la pedagogía de Jesús poniendo énfasis en que “Jesús enseña y vive lo que enseña”, donde la coherencia es una clave de vida que es necesario imitar. Hizo hincapié en la metodología de la interrogación al otro, “las preguntas ocupan un lugar central en la enseñanza de Jesús y constituye un arte en la acción pedagógica”, señaló.
La importancia de “sacar” a los alumnos del aula reforzada por la investigación científica que habla de que una escuela que desarrolla proyectos educativos solidarios es una “mejor” escuela, fue el eje de la exposición de María Nieves Tapia, fundadora y directora del Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario (CLAYSS). Reivindicó la necesidad de ser constantes y comprometidos, “hacer excursión a la pobreza no es educar, la pastoral en mayúsculas pide compromiso y constancia”.
En el intercambio de experiencias de las diferentes realidades escolapias se pudo conocer el Proyecto Curarrehue en Chile, el programa húngaro de sensibilización social Teszi, el Movimiento Calasanz en la India, o el acompañamiento individual de estudiantes que se lleva a cabo en África. Todo ello fue insumo para un diálogo entusiasta y profundo.
Para Carmen Pineda, religiosa calasancia de Quito, Ecuador, este Congreso “es una llamada para nosotras a decir que el carisma de nuestro fundador Calasazn y del fundador de nuestra congregación que fue un escolapio, sigue vivo, vigente y muy necesario en la sociedad de hoy. Con este carisma, debemos incidir en esta sociedad que sufre una crisis de líderes y donde nos cuestionamos cuál es nuestro papel en esta sociedad”.