Desde Caracas, a través de un audio compartido por las redes sociales, el martes 25 de abril el padre Francisco Antonio Méndez, provincial salesiano en Venezuela –de la Inspectoría de ‘San Lucas’– y presidente de la Conferencia Venezolana de Religiosos (CONVER), ha expresado su deseo de que “nos preocupemos y nos ocupemos en la solución de los problemas de nuestro país”.
“Sé que no es fácil dirigirse a un oyente al que uno no ve… sé que me arriesgo a mucho dirigiéndoles estas cortas palabras”, reconoce el religioso, al denunciar que los niños y los jóvenes son los ‘grandes perdedores’ de la situación que vive Venezuela.
Crítico con las acciones del Gobierno de Maduro, el presidente de la CONVER manifiesta que “una gran cantidad de venezolanos no quiere seguir produciendo pobreza, ni viviendo en la desesperanza; son muchos los que se nos van del país, muchos los que mueren antes de tiempo, muchos los que son arrastrados por la delincuencia”.
Ante la cruda realidad y de cara a los recientes acontecimientos de violencia, el P. Francisco clama, como lo hiciera el beato Óscar Romero en su homilía del 23 de marzo de 1980 –un día antes de su martirio–, por el cese de la represión.
“Sin miedo y con mi conciencia limpia y llena de amor a Dios y a los jóvenes les pido que cese la represión, esa represión que no solo la están haciendo con las bombas lacrimógenas, el gas pimienta y el agua de las ‘ballenas’, también la represión con la cual nos quieren esclavos de su proyecto político –más que fracasado–, la represión que no nos permite tener futuro, la represión que es delincuencia, que es inseguridad, que es muerte… En el nombre de Dios, cese la represión y tiendan los puentes al pueblo para que sea el máximo protagonista de su historia”.
Contactado por Vida Nueva Digital, el presidente de la CONVER comenta: “Solo intento hablar desde el corazón y hacer ver que hay posturas muy cerradas que nos llevan a la destrucción como pueblo”, acentuando que “debemos dejar que el protagonista principal, Venezuela, decida sobre su propio destino.
“Los religiosos estamos donde no quieren estar los funcionarios”
PREGUNTA.- ¿Cómo se sitúa la vida religiosa venezolana ante la crisis social, política y económica que vive el país?
RESPUESTA.- Ante todo, somos ‘pueblo venezolano’ y vivimos las mismas dificultades. Nos vemos continuamente desafiados por todo el panorama del país. A pesar de ello, la vida religiosa en Venezuela, como en todas partes, con sus crisis y con las amenazas que enfrenta, conserva un gran tesoro: es una vida religiosa comprometida con los últimos. Generalmente los religiosos estamos donde no quieren estar los funcionarios públicos, donde no hay tantas oportunidades, donde asedia con más fuerza la inseguridad y la pobreza. Nos vemos muchas veces amenazados por llevar a Cristo, no por el pueblo creyente, sino por las personas que ostentan el poder y ven a la Iglesia católica como su enemigo principal. Pero la vida consagrada venezolana, a pesar de estos escenarios adversos, se mantiene en pie, porque su razón de ser no es la aprobación de un Gobierno, sino su mensaje de fe, su anuncio profético y su compromiso con los más pobres. También es un deber reconocer que la vida religiosa en Venezuela es respaldada cien por ciento por el pueblo creyente que nos anima y permite que vayamos de la mano con ellos en la vivencia de la fe.
P.- ¿Cuál es el mensaje de los religiosos y las religiosas venezolanas ante la actual polarización que vive el país?
R.- Creemos que la solución de nuestros conflictos está en la autodeterminación de nuestro pueblo, es decir, en dejar que el pueblo se exprese, que cambie un gobierno o lo confirme, que quite líderes por considerarlos poco creíbles o incapaces, o confirme a los que tiene, que proyecte el futuro del país y no que se siga un libreto elaborado con intenciones oscuras y que engorda la ambición de unos pocos. Los religiosos y las religiosas invitamos a nuestros gobernantes a creer en la palabra de un pueblo, en su expresión, en su capacidad de discernir lo que le conviene, y no que sea tratado (el pueblo) como incapaz de vislumbrar los caminos que le llevan a un progreso equitativo.
P.- ¿Cómo sostener la esperanza?
R.- Leí en una de las intervenciones del papa Francisco, cuando se refería a la esperanza, que Esta no tiene nada que ver con el optimismo, sino con la certeza de que Dios se va a revelar. Eso nos ayuda y lo ofrecemos al pueblo creyente, con la fuerza de la palabra del papa Francisco: tengamos esperanza, pero dejemos que Dios se revele, no todo está dicho por parte de Dios. Pero un pueblo que no se plantea encarnar el evangelio, sus valores, la vida que éste contiene y anuncia, en su devenir histórico, difícilmente podrá ver realizada la soberanía de Dios, o por lo menos parte de ella, en su caminar. Ser anunciadores de esta esperanza implica ser denunciadores de lo que mata esa semilla que pudiera crecer y darnos vida.