Promover un trabajo decente que respete los derechos laborales y asegure un salario digno. Un año más, ese sigue siendo el principal motivo que lleva hoy, 1º de Mayo, festividad de San José Obrero, a millones de trabajadores cristianos a las calles de las principales ciudades del mundo.
En España, la plataforma Iglesia Unida por el Trabajo Decente (CONFER, Cáritas, HOAC, JOC, JEC y Justicia y Paz) se une a las movilizaciones convocadas “para reivindicar una vez más la necesidad de promover empleos a la altura de la dignidad humana”. Igualmente, hay diócesis que, tras la eucaristía presidida por el obispo, invitan posteriormente a sumarse a las manifestaciones convocadas por las organizaciones sindicales y sociales.
“Asistimos a la globalización de la economía, no hay fronteras para el capital, sin embargo levantamos muros y fronteras para las personas. Ante esto, es urgente tender puentes, poner al centro a la persona”, reivindica en su tradicional manifiesto para el 1 de mayo la HOAC.
Esta organización de la Acción Católica, que recuerda que, como ha dicho el papa Francisco “sin trabajo, la dignidad está herida”, advierte contra los cantos de sirena que alaban el cambio de rumbo económico en España. “A menudo escuchamos que hemos salido de la crisis, que la economía ha mejorado y que se está creando empleo. Escuchamos menos que esta bajada del desempleo lleva consigo precarización y pérdida de derechos: temporalidad, inestabilidad, falsos autónomos, horas extras no remuneradas y más pobreza”.
En este sentido, la HOAC recuerda que tampoco se dice que tener hoy un trabajo “no es garantía de poder vivir con dignidad”. “Los ‘trabajadores pobres’ –sigue el manifiesto–, los nuevos excluidos del siglo XXI, representan ya el 14,8%”.
La esperanza de los pequeños cambios
Frente a esta situación, los miembros de la HOAC invitan a otras entidades “a ofrecer una respuesta social conjunta” y a trabajar para “promover el trabajo decente, evitar la discriminación, garantizar la protección social, repensar la participación y seguir avanzando hacia un sistema en el que no solo los trabajados ‘productivos’ sea reconocidos socialmente como trabajos, sino también los trabajos de cuidados que posibilitan la vida (el cuidado de niños y personas mayores, la atención a la dependencia, el cuidado de la naturaleza…).
Por eso, demandan también un diálogo sobre el presente y futuro del trabajo. “Es necesario y urgente –señala esta organización eclesial– sentarnos en una mesa de diálogo donde gobiernos, empresarios, sindicatos y otras organizaciones sociales reflexionemos sobre el sentido humano y humanizador del trabajo y cómo necesitamos organizar el trabajo”.
Pero siendo muy conscientes de la situación de precarización que se vive en la actualidad, la HOAC, al modo de la Buena Noticia, quiere “anunciar y poner nuestra esperanza” en los pequeños cambios que se perciben en la sociedad, entre ellos el consumo responsable, la economía de comunión, el cuidado de la creación… que, “como la levadura en al masa, transforman la realidad en los barrios, en nuestros trabajos, en la calle y en nuestras casas”.
“¿Cuántos trabajadores se han suicidado?”
También el Movimiento Mundial de los Trabajadores Cristianos (MMTC), que celebra su medio siglo de existencia, ha hecho público un manifiesto en el que reivindica “un trabajo decente, una sociedad más justa y una economía igualitaria que nos permita vivir con dignidad”.
Cuántos de nuestros compañeros y compañeras el mundo del trabajo no han cometido suicidio, han muerto en las terribles condiciones de trabajo o han enfermado? O ¿cuántos han sido reemplazados por máquinas?, se pregunta el MMTC. “Toda discriminación es inaceptable y luchar contra todo lo que nos oprime es un deber”, concluye.
Las Hermandades del Trabajo, por su parte, también constatan en su manifiesto que “los derechos de los trabajadores se siguen vulnerando gravemente”. Una “realidad apremiante” que, en el marco del 70º aniversario de su fundación, “nos obliga a continuar reclamando un trabajo digno y a seguir combatiendo las situaciones de dolor y pobreza a través de acciones, obras y servicios que buscan el desarrollo integral de la persona”.
Los obispos también se mojan
Mario Iceta, obispo de Bilbao, en una carta pastoral titulada En defensa de un trabajo decente, porque la persona es lo primero, invita a que, como Iglesia, nos sintamos comprometidos por el trabajo decente, al servicio de nuestros hermanos y hermanas, de su intrínseca dignidad de hijos e hijas de Dios, que urge a trabajar con misericordia por la justicia, impulsando la solidaridad a favor de los hombres y mujeres del mundo obrero y del trabajo, en especial de quienes más sufren”.
El obispo de Osma-Soria, Abilio Martínez, por su parte, se suma en su carta pastoral a la iniciativa eclesial por el trabajo decente y asegura que unirse a ella “no es una cuestión de menor importancia o colateral a la tarea de la Iglesia; es comprometerse con las situaciones y problemáticas que vive el mundo de los trabajadores”.