Inmersos ya en un nuevo año electoral que estará marcado por una serie de elecciones en todos los niveles (nacional, provincial y municipal), y con la esperanza que surge de haber vivido como pueblo más de 30 años de democracia ininterrumpida, compartimos esta reflexión con nuestros conciudadanos: con quienes debemos elegir a nuestros representantes y gobernantes, y con aquellos que se postulan para la función pública en diversos servicios de gobierno.
El presente nos sumerge cada vez más en la crisis global, con sus graves consecuencias económicas y sociales, en un escenario de creciente pobreza y conflictividad social. Esto pone a prueba nuestra fe, esperanza y caridad. Dios jamás abandona a su pueblo, pero le da la oportunidad de crecer en el amor a él y al prójimo, permitiendo que a veces pase por períodos muy duros. A nosotros hoy nos convoca a crecer en el compromiso ciudadano y buscar juntos soluciones a tantos hermanos, que la sociedad descarta y excluye de los bienes sociales, construyendo una economía más solidaria.
Las elecciones despiertan esperanzas de cambio. Pero nos preocupa percibir que son cada vez más los que pierden la fe en la posibilidad de que algo cambie, y que lleve a una mayor justicia y a una distribución más equitativa de los bienes. Nos inquieta escuchar a no pocos que consideran las elecciones como una mera formalidad, a través de la cual cambiarán los nombres de los gobernantes de turno, pero “para que nada cambie”. Sin embargo, creemos que es posible “otra forma de hacer política” y que eso depende de todos y de cada uno. A ello nos convoca el presente momento histórico.
El proceso electoral es una ocasión para el sano ejercicio de las libertades políticas y civiles. Una preciosa oportunidad para un debate cívico acerca del presente y del futuro que deseamos para la Argentina y para Corrientes. Una circunstancia favorable para fortalecer nuestro compromiso ciudadano con “lo público”.
El tiempo de la campaña política coloca a la sociedad ante el desafío de un período intenso de formación cívica. Por ello, este proceso debe ser una verdadera escuela para todos. Donde como pueblo despleguemos una creciente responsabilidad cívica, y donde los candidatos sean auténticos maestros que enseñen –con la palabra y el ejemplo– cómo debe ser una competencia transparente, respetuosa del adversario y de acuerdo con la verdad. Sólo una campaña así consolida los valores de la democracia, fortalece la convivencia pacífica y promueve la amistad social entre los ciudadanos.
La nobleza de la función pública exige del candidato testimonio personal, como expresión de coherencia y ejemplaridad para el crecimiento de la comunidad. Queremos exhortar a nuestros comprovincianos a un ejercicio de elección responsable, donde se evalúe a los candidatos no por su imagen mediática sino según los criterios de:
• honestidad e integridad moral
• coherencia de las conductas
• compromiso concreto por el bien de todos
• capacidad y la idoneidad para la función
• propuestas claras, concretas, mensurables, que sean respuesta efectiva a las necesidades de la sociedad y que garanticen y aceleren la inclusión de todos los ciudadanos.
• interés por proyectar más allá de lo inmediato.
• capacidad de diálogo y habilidad para gestar consensos.
Con los candidatos, que participarán en las elecciones de nuestra provincia, recordamos que no hay plena democracia sin inclusión e integración. Esta es una responsabilidad que abarca a toda la dirigencia. Y que, como exhortaba el General San Martín: “A la idea del bien común… todo debe sacrificarse”. Y a la hora de hablar, de elaborar propuestas y de actuar, recordemos lo suscripto en el Acta de Compromiso, firmada en Yapeyú el 17 de agosto de 2016, en el marco del Bicentenario de nuestra Independencia:
Estos dos grupos de listado, ponerles una comilla grande a una costado como para indicar que es textual:
…queremos desde los diversos ámbitos de responsabilidad social aquí representados, suscribir estos lineamientos, que nos parecen fundamentales e irrenunciables sobre políticas públicas, que contribuyan efectivamente a la construcción del bien común y al fortalecimiento de un auténtica democracia inclusiva y participativa”.
Estos lineamientos son:
1. Lucha contra la pobreza y la exclusión
2. Generación de empleo digno
3. Combate contra el narcotráfico
4. Prevención de las adicciones
5. Impulso a la educación integral
6. Acceso universal a la salud y al agua potable.
7. Protección de la vida desde la gestación y erradicación de la trata de personas
8. Cuidado del ambiente e impulso de las energías renovables
9. Trabajo por la cultura del encuentro
10. Lucha contra la corrupción y la impunidad
Y consideramos que se deben utilizar como instrumentos imprescindibles:
1. El diálogo y la convivencia,
2. La búsqueda incansable de los consensos y de poner fin a las injusticias.
3. El cumplimiento estricto de nuestras Constituciones Nacional y Provincial.
4. Todo ello en un marco de paz, de unión y en libertad”.
Este año celebramos otro bicentenario: los 200 Años del Cruce de los Andes por el Ejército Libertador. En aquel entonces, el General San Martín, junto a 5.000 hombres y con miles de voluntades, forjó la idea de que juntos eran invencibles. Propongámonos buscar la misma hazaña: la de estar unidos, la de ser 200 veces más unidos, ser 200 veces más solidarios, estar 200 veces más convencidos de que en unidad lograremos cruzar la cordillera de la pobreza, la exclusión, las adversidades, los enfrentamientos y las disidencias, hacia una provincia que nos incluya a todos y crezca en un intercambio federal y saludable con toda la Nación.
Junto a nuestra Señora de Itatí, nos colocamos bajo la protección de Dios, como reza el preámbulo de la Constitución de nuestra provincia, y le pedimos que nos cuide y derrame su bendición sobre nuestro pueblo, y sobre los candidatos que se postulan para la función pública en los diversos servicios de gobierno.
ANDRÉS STANOVNIK. Arzobispo de Corrientes
ADOLFO R. CANECÍN. Obispo de Goya
GUSTAVO A. MONTINI. Obispo de Santo Tomé