En la audiencia general de hoy miércoles 3 de mayo, el papa Francisco ha hecho un balance de su viaje apostólico a Egipto. Ante unas 15.000 personas de una treintena de países reunidas en la Plaza de San Pedro, el Pontífice ha hecho un paréntesis en su ciclo de catequesis dedicadas a la esperanza para hablar de la visita, que, dice, ha suscitado en él un profundo deseo de esperanza para todo el Oriente Medio.
Así, Francisco ha agradecido a las autoridades religiosas y civiles que le han invitado al país y han puesto todos sus esfuerzos para que la visita se desarrollase sin problemas, haciendo realidad el lema del viaje: ‘El Papa de la paz en un Egipto de Paz’.
Recordando sus palabras a la Universidad Al-Azhar, centro de la teología islámica sunita, el Papa ha renovado su llamamiento al “diálogo entre cristianos y musulmanes y, a la vez, a trabajar por la paz en el mundo”.
En su reflexión, Francisco ha recuperado el sentido histórico de Egipto como “tierra de civilización y tierra de alianzas”. Este pasado es el que urge, para el Papa –que ha citado las palabras del Gran Imán–, a no olvidar que “Egipto es tierra de civilización y de cultura, y esto nos enseña que la paz se construye mediante una educación integral que comprende la dimensión religiosa y la relación con Dios”.
Esta misma llamada a la construcción de la paz se repitió en el encuentro con el presidente de la República y con las demás autoridades. “El gran patrimonio histórico y religioso de Egipto y su papel en Oriente Medio le confiere un especial en el camino hacia una paz estable y duradera que no se basa en la ley de la fuerza, sino en la fuerza de la ley”, ha señalado Bergoglio.
El ecumenismo de la sangre
También ha recordado el Papa sus encuentros con las diversas comunidades cristianas. Como un “fuerte signo de comunión” ha calificado el encuentro con Tawadros II, el Papa copto-ortodoxo . Encuentro que se ha traducido en un acuerdo para reconocer el bautismo de las respectivas Iglesias y para rezar por los recientes mártires: “Acompañados también por el Patriarca de Constantinopla, rezamos por los mártires de los recientes atentados; su sangre fecunda el diálogo ecuménico y a toda la Iglesia”, ha dicho el Papa a los peregrinos de España y América Latina.
La segunda jornada del viaje estuvo dedicada al encuentro con los católicos egipcios, gracias a la celebración de la eucaristía y el encuentro con los sacerdotes y religiosos. “En ellos he visto la belleza de la Iglesia en Egipto y recé con ellos por todos los cristianos de Oriente Medio”, ha sentenciado.
Para Francisco, retomar el camino de la Sagrada Familia que tuvo que huir de Herodes a Egipto –o el de Jacob, abandonado por sus hermanos– es un signo de esperanza para los migrantes de todos los tiempos, y para todos los egipcios, con los que ha compartido tantas experiencias en estos dos intensos días.