La sede de la Conferencia Episcopal Colombiana (CEC), en Bogotá, fue escenario de un encuentro sobre el proceso de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el segundo grupo guerrillero levantado en armas después de las FARC.
Con el exministro Juan Camilo Restrepo, jefe negociador del Gobierno con el ELN en Quito, se reunieron el secretario del Episcopado, monseñor Elkin Álvarez, así como politólogos, un general retirado, sindicalistas y líderes sociales que buscan desde distintas entidades la reconciliación y la paz en Colombia. El encuentro tuvo lugar el 5 de mayo, coordinado por la Comisión de Conciliación Nacional (CCN).
La visión del jefe de negociadores del Gobierno fue en todo positiva. Destacó el aporte de la Iglesia y el clima cordial en que transcurren las conversaciones con el ELN en Quito.
¿Qué visión tiene el país de este proceso?
Las observaciones de los participantes permitieron conocer la visión que el país tiene sobre el proceso con el grupo guerrillero. Por ejemplo, sobre el posible impacto negativo del conflicto venezolano en el desarrollo de las negociaciones. El ELN mantiene la operación de algunos de sus grupos en el territorio del vecino país.
También se expuso la necesidad de que las comunicaciones oficiales sobre este proceso tengan una orientación pedagógica tanto en el período de implementación de los acuerdos con las FARC como durante las negociaciones con el ELN.
Se advirtió, además, la posibilidad de que el clima generado en la opinión pública por las campañas para la elección presidencial de 2018 se convierta en un obstáculo para el proceso de paz con este segundo grupo guerrillero.
Los sindicalistas participantes en el encuentro observaron que el ambiente distinto que debe acompañar a las negociaciones hace necesaria la revisión de la jornada laboral y de los salarios.
En el análisis de la situación actual, el vocero del Episcopado llamó la atención sobre el clima de desconfianza que predomina en la vida del país y que corresponde “a una sociedad estructuralmente enferma”. Es, por tanto, necesaria la creación de una cultura de paz que sustituya la de violencia que se ha creado durante medio siglo de conflicto armado.
