Obispos del continente se pronunciaron contra el muro y crearon una comisión especial para hacerle seguimiento a la crisis venezolana.
En la Asamblea General número 36 del CELAM, reunida la semana pasada en San Salvador, las expresiones fueron claras, aunque duras: no es solamente que México no debe pagar el muro, es que el muro no debe levantarse porque “es una humillación para México y Latinoamérica”.
Por otra parte, la constitución de una comisión especial que le hará seguimiento a la crisis venezolana fue otra de las decisiones tomadas en una Asamblea que no se limitó a los pronunciamientos doctrinales.
En la preparación de esta reunión de los episcopados del continente el tema central fue el de la opción preferencial por los pobres, que los obispos señalaron en Medellín en 1968 como foco orientador de la pastoral continental.
Cuando se preparaba esta Asamblea 36 en la reunión de secretarios de las Conferencias Episcopales, el nuncio de Colombia, monseñor Ettore Balestrero centró su homilía en una evangelización unida a la vida sencilla y en una fe que no se manifiesta ni se apoya en el poder político. En el mismo evento el teólogo Gustavo Gutiérrez presentó una extensa ponencia sobre la pobreza. “Ser pobre no es imitar a los pobres, es serlo”. “La pobreza no es voluntad de Dios, sino hechura humana”. “La Iglesia siempre debe tener una palabra sobre lo social, la Iglesia existe para evangelizar”. “No creo en la teología de la liberación, creo en Jesucristo”.
La orientación pastoral acogida y seguida en esta Asamblea de San Salvador no es nueva, lo nuevo es su aplicación a hechos concretos como la crisis venezolana y la política migratoria del presidente Trump. En uno y en otro caso los pobres de Venezuela y los de Latinoamérica saben que el episcopado está de su lado.
