Pastores sensibles con las víctimas de la crisis

trabajadores-en-iglesiaSabido es que la Iglesia no tiene recetas contra la crisis económica, pero sí que ha de tener las manos abiertas para acoger -como hace a través del impagable trabajo de Cáritas- y para estrechar las manos y consolar los corazones de quienes padecen sus efectos devastadores. Algunas de estas víctimas del desempleo siguen viendo en la Iglesia una instancia a la que recurrir en casos extremos, y se cobijan entre los muros de su templos para reivindicar lo que, en justicia, creen que les corresponde, aunque no sea más que solidaridad. Es el caso de la catedral de Sevilla, donde hace meses que se han instalado trabajadores de Bolidén que buscan una salida para su situación desesperada. O el del convento de Santo Domingo, en Cádiz, cuyo claustro acoge a otra treintena de parados. En ambos casos, sus pastores han dado un testimonio que, para el pueblo sencillo, no necesita de mayores glosas.

En el nº 2.669 de Vida Nueva.

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