Mark J. Seitz: “No es católico preocuparse por el aborto y no por los inmigrantes”

  • El obispo de El Paso (Texas) habla con Vida Nueva sobre el encuentro entre Trump y el Papa
  • “No espero cambios drásticos en la visión del presidente sobre la inmigración o cualquier otro tema. Pero tal vez haya semillas”

Mark J. Seitz, obispo de El Paso Texas

La política migratoria es uno de los principales caballos de batalla de los obispos estadounidenses con la Administración Trump. Tras la reunión de Francisco con el presidente de Estados Unidos, el obispo de El Paso (Texas), Mark J. Seitz, reza “por que Trump amplíe su mirada”, en especial con respecto a sus ideas sobre la inmigración. Quién sabe si “quizá el Papa haya plantado alguna semilla”, como espera el prelado. Y lo dice un obispo que se encuentra en el centro del drama de la inmigración, en una ciudad a la que cada año llegan más de 100.000 centroamericanos en busca del sueño americano. Sin embargo, más del 60% son repatriados, viendo frustradas así sus ilusiones.

PREGUNTA.- ¿Habrá sido el Papa capaz de hacerle repensar a Trump su política migratoria?

RESPUESTA.- Como dice Francisco: el diálogo siempre es bueno. Nada puede suceder si las personas no se encuentran personalmente. En el diálogo, podemos conocer mejor las perspectivas de la otra persona, se genera un respeto mutuo y se crea una base para futuras colaboraciones. Rezo para que el presidente Trump amplíe su mirada tras el encuentro con Francisco y le inunde la sabiduría de la Iglesia. Pero realmente no espero cambios drásticos en la visión del presidente sobre la inmigración o cualquier otro tema. No obstante, tal vez se planten algunas semillas. (…)

P.- Hay católicos estadounidenses que muestran su agrado por la posición del presidente en lo que respecta a la defensa de la vida, pero ¿es compatible respetar al no nacido y no a los indocumentados?

R.- La Iglesia enseña que la vida humana es sagrada, desde el momento en que comenzamos a existir en el vientre de nuestra madre hasta que Dios nos llama. Los seres humanos son particularmente vulnerables al principio y al final de la vida; por lo tanto, necesitan un cuidado especial. Los esfuerzos para terminar directa y violentamente con un no nacido es un pecado particularmente grave, pero tampoco podemos ser complacientes con cualquier amenaza a la vida y a la dignidad humana en cualquiera de sus etapas. La realidad es que preocuparse por el aborto y despreocuparse por la vida del inmigrante no es coherente con el catolicismo. (…)

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