Daniel Pittet: “El Papa prologó mi libro para protegerme de la Iglesia”

  • El autor de ‘Le perdono, padre’ (Mensajero) presenta en Madrid la obra que narra en primera persona los abusos que vivió a manos de un sacerdote
  • En una entrevista con VN, deja un mensaje al episcopado español: “Si no reconocen a las víctimas, nunca podrán superarlo”

Daniel Pittet, autor del libro Le perdono, padre

¿Cómo puede un sacerdote llegar a causar tanto mal? Es la pregunta que se hace el papa Francisco en el prólogo de ‘Le perdono, padre. Sobrevivir a una infancia rota’ (Mensajero), de Daniel Pittet (58 años), abusado en su niñez por un sacerdote.

El autor ha visitado España para presentar su libro –a la venta desde el 29 de mayo– en un acto que tuvo lugar ayer, 31 de mayo, en Madrid y en el que participó el cardenal Ricardo Blázquez. Antes, atendió a Vida Nueva y recordó el miedo que tenía antes de ser padre, por no saber si iba a ser capaz de cuidar de sus hijos al haber sido vejado en su niñez. Los miedos un día se disiparon y ha criado a seis. Todos conocen su historia y ahora escribe este libro para que “les sirva de testamento”.

PREGUNTA.- Su testimonio es un servicio a la Iglesia, pero ¿cómo se decide a contarlo?

RESPUESTA.- Tenía contacto con el papa Francisco debido a mi libro sobre la Vida Religiosa ‘Amar es darlo todo’, publicado en 16 idiomas. En junio de 2016 quise agradecer a Bergoglio su buena acogida del libro y hablando con él le conté que había sido violado por un sacerdote durante cuatro años. El Papa se sintió conmovido y me abrazó, me preguntó si mi familia, mis hijos, lo sabían. Le dije que sí. Y entonces surgió su pregunta: “¿Estarías dispuesto a escribir tu testimonio, traducirlo al italiano y hacérmelo llegar?” Le envié el texto, lo leyó y, al cabo de un tiempo, el secretario me dijo que quedó impresionado y que iba a escribir el prólogo, al igual que hizo con el otro libro sobre la Vida Religiosa. Pero me hizo una advertencia: “Tiene que ser confidencial hasta la publicación”.

“La herida se lleva hasta la muerte”

P.- ¿Cómo han vivido sus hijos este momento en el que usted se ha expuesto públicamente?

R.- He decidido escribir el libro para que sea un testamento para mis hijos. El testimonio más bonito ha sido el de mi hijo Eduard (12 años). Después de recibir las pruebas de imprenta, corregí erratas y tiré los papeles a la basura. Él lo rescató y lo leyó. Y me dijo: “Papá, te quiero y siempre podrás contar conmigo”. En casa, en la mesa, no hablamos sobre este tema. Hemos llegado a ese acuerdo, aunque todos conocen lo que ha sucedido. Mi hijo Ludovic (17 años) dice que cuando sea mayor va a ser psiquiatra para ayudarme.

P.- Dice en el libro que las heridas cicatrizan, pero no se curan por completo. ¿Cómo se puede perdonar sin que la herida haya cicatrizado?

R.- La herida se lleva hasta la muerte. He sido violado 200 veces, pero aunque hubiera sido una sola vez, es una herida que uno puede perdonar pero no olvidar. He perdonado dos veces: cuando era niño y ahora de adulto. Sin embargo, la herida sigue ahí.



“La Iglesia hará caso a Francisco”

P.- Francisco califica el libro de “necesario, precioso y valiente”. Bergoglio apuesta por la tolerancia cero, pero no ha terminado de encontrar demasiados apoyos. ¿Qué tiene que hacer la Iglesia por personas que han vivido esta situación?

R.- Cuando el Papa escribió el prólogo me dijo: lo he hecho para protegerte de la Iglesia. Tras la publicación, todos mis conocidos laicos me han apoyado, pero he recibido cartas de sacerdotes criticándome duramente. Es básico que la Iglesia reconozca a las víctimas. Los obispos deben reconocer estos casos. Si uno no es reconocido, es imposible que pueda superar este hecho. Creo que la Iglesia hará caso a Francisco.

P.- Se necesita mucha entereza para enfrentarse, 42 años después, al hombre que abusó de usted. Y encima sin que le pida perdón…

R.- Es difícil perdonar. Una vez estaba en una conferencia, en la que el público me decía que una cosa así no se perdona. De repente, una mujer ruandesa se puso en pie y contó que había visto como mataban a sus cinco hijos delante de sus ojos y que ella había llegado a perdonar. Toda la sala se quedó en silencio. Yo me fui hacia ella y la abracé. Ella estaba en pie porque había perdonado, sino no hubiera podido seguir. Si uno no perdona, no puede avanzar. Si no perdonas, seguirás siendo una víctima toda tu vida. La única manera de pasar página es el perdón. La persona que abusó de mí y de cerca de cien personas más, no podía creer que le perdonara. Me decía que era un cerdo y que irá al infierno. Se lo conté al Papa y me aconsejó que le dijera que tiene que confesarse y reconocer su culpa.

“Dos veces he estado a punto de suicidarme”

P.- Su testimonio se entiende desde la fe, pero habrá miles de personas no creyentes que no entenderán cómo ha podido perdonar…

R.- Conozco a muchas otras de las personas violadas por el mismo sacerdote, todas entre 40 y 60 años, y la mayoría se ha alejado de la Iglesia, solo algunos tienen una cierta relación, pero, para la mayoría, el mundo de la fe ha quedado muy alejado. Yo he pasado por crisis de fe. Dos veces he estado en riesgo de suicidarme. En ambas ocasiones salí adelante gracias a gente de Iglesia que me ayudó. Eso me ha hecho amar a la Iglesia y comprometerme con ella. De hecho, he tenido buena relación con la jerarquía eclesiástica, al menos hasta la publicación del libro… Algunos obispos que he conocido han querido que esto se dé a conocer; otros han preferido meterlo debajo de la alfombra. Ahora me siento tranquilo y muy apoyado. Francisco se ha manifestado con su política de tolerancia cero y ha llegado a decir que prefiere a un solo sacerdote en el mundo honesto, a miles que luego cometan estas atrocidades. La actitud del Papa es muy buena para que las personas que han pasado por situaciones de este tipo se atrevan a hablar de ello, y para que los pedófilos reconozcan su necesidad de ayuda, porque, además de cumplir una pena, tienen que curarse.

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