Liturgistas, por un trabajo más ordenado en la Iglesia mexicana

  • Se celebró en Puebla el Primer Encuentro Nacional de Especialistas en Liturgia organizado por la Somelit, organización que ha comenzado a consolidarse en América Latina

Liturgistas, por un trabajo más ordenado en la Iglesia mexicana

El reto de la Sociedad Mexicana de Liturgistas (Somelit) “seguirá siendo la formación, la celebración y la vivencia de lo que celebramos y creemos”, así lo afirmó el  padre Manuel Fernando Sedano López, presidente de esta organización, durante el Primer Encuentro Nacional de Especialistas en Liturgia que se llevó a cabo el 29 y 30 de mayo en el Centro de Espiritualidad San José María de Yermo y Parres, en la Arquidiócesis de Puebla.

En este encuentro nacional participaron alrededor de 70 sacerdotes, obispos, religiosos, religiosas y laicos, quienes intercambiaron sus experiencias en materia de Pastoral Litúrgica, Espiritualidad Litúrgica, Catequesis Litúrgica y Antropología Litúrgica.

El objetivo del encuentro, organizado por Somelit –que cuenta actualmente con 250 socios–, fue realizar un trabajo más ordenado a nivel nacional, expresó el sacerdote, así como poder “enriquecer un poco más al país con publicaciones y con una convención anual de liturgistas en temas de actualidad”, explicó el sacerdote a Ángelus, semanario de la Arquidiócesis de Puebla.

Los asistentes también celebraron una Misa en la catedral de Puebla y compartieron una cena con monseñor Víctor Sánchez Espinosa, Arzobispo de Puebla, quien fuera presidente de Somelit que nació hace 37 años.

Asistieron también algunos de los fundadores y liturgistas jóvenes con especialidad.

El objetivo de Somelit es promover la reforma litúrgica postconciliar a la luz de la constitución Sacrosanctum Concilium, que “es el documento litúrgico más fuerte, y que se aplica actualmente”, precisó el padre Sedano López.

Una institución sólida 

La reunión de liturgistas mexicanos estuvo presidida precisamente por el padre Manuel Fernando Sedano López, octavo presidente de la Sociedad Mexicana de Liturgistas para el trienio 2016-2019, quien recordó que desde el inicio de su presidencia planteó dar formalización e institucionalidad, “con el único fin de dar continuidad, mayor solidez y posteridad a la Sociedad Mexicana de Liturgistas”.

Asimismo, refirió: “hemos revisado y actualizado los estatutos y cronograma de nuestra sociedad. Somos, después de la Asociación Española de profesores de Liturgia, la primera organización de liturgistas en América Latina de las hasta ahora existentes: Sociedad Argentina de Liturgia (SAL), Associaçāo dos liturgistas do Brasil (ASLI), International Jungmann Society for Jesuits and Liturgy Inc (SIJS) y Asociación Chilena de Liturgia (ACHILIT), y tenemos la base de datos oficial de los Institutos y Universidades que han otorgado el grado de Licenciatura y Doctorado a nuestros casi ciento cincuenta liturgistas presentes en el país”.

Añadió que el estudio, la oración y la convivencia han sido las palabras que entretejen la historia de esta sociedad que se formaliza y consolida no sólo en México sino también en toda América Latina, para abrirse al resto del mundo como una institución adulta, madura y comprometida al servicio de la Iglesia y de la Pastoral Litúrgica.

Comentó que SOMELIT, en su misión de asesorar y dar operatividad a las tareas propias de la Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica de la CEM, ha sido reconocida desde sus orígenes. “Y ahora, mediante documento escrito, ha sido ratificada por nuestros obispos, como una institución que ha promovido y promueve el auténtico espíritu de la liturgia postconciliar, acompañando y custodiando la celebración como signo de eclesialidad y comunión con la Iglesia universal”.

Finalmente, el presidente de Somelit consideró que es necesario seguir “apoyando a nuestra Iglesia que peregrina en México, a través de la Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica, que tiene trabajos pendientes en lo que refiere a la vida litúrgica y el estudio de la teología litúrgica como ciencia, en los centros de formación inicial y permanente, desde nuestros seminarios y cursos de actualización o formación permanente, hasta la oferta de una licenciatura o doctorado en la casa máxima de estudios de nuestros obispos en México, es decir, en la Pontificia Universidad de México”.

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