“Cuando uno vive en Barcelona se da cuenta de que la tensión es más de arriba que de la calle”. El cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, se expresa de esta manera en una entrevista al diario aragonés La Comarca. “Yo voy por parroquias, voy por la calle y creo que esa tensión la crean ciertos grupos y medios. Es una tensión alimentada”, añade.
Omella cree que “hay que lanzar un mensaje de entendimiento, de paz y de hermandad”, porque “a pie de calle es cierto que a veces también se palpa algo de tensión, pero ni mucho menos tanto como trasciende en los medios y da la sensación de que la imagen que se da no es correcta”. El purpurado comenta que “cuando escuchas a los que mandan referirse a la situación, uno se espera que en la calle no se hable de otra cosa y que la gente está crispada, pero no es así”.
En el mismo sentido, Omella invita a todos a “trabajar por el bien de todos y por la fraternidad de todos. La división no lleva a ninguna parte. Eso no conduce a nada sino a sufrimientos”. Y lanza su deseo: “Ojalá todos pongamos de nuestra parte, ciudadanos, políticos, periodistas, profesores, padres de familia… ¡Hagamos todo lo posible para acercarnos y dialogar por el mismo bien común!”.
“No sé si Trump ha leído ‘Laudato sí'”
Calista Gingrich, embajadora de Estados Unidos ante la Santa Sede, se presentó ayer en el Senado. La elegida por Donald Trump minimizó las diferencias sobre medio ambiente y refugiados entre el presidente de Estados Unidos y el papa Francisco y se centro en los temas de cooperación mutua: el avance de la libertad religiosa a nivel mundial, la lucha contra el terrorismo y la trata de seres humanos, y la erradicación del SIDA y el Ébola.
Estos objetivos obviamente han sido puestos sobre la mesa por Francisco en sus primeros cuatro años de papado. Sin embargo, ha centrado sus esfuerzos en el cuidado de la creación y en la defensa de los refugiados. Dos asuntos en los que Trump está en las antípodas del pensamiento de Bergoglio.
Como publica America Magazine, el senador Jeff Merkley preguntó a Gingrich si el presidente leyó la copia de ‘Laudato sí’ que el Papa le dio durante su visita al Vaticano. Ella respondió que no estaba segura de si el presidente la había leído. “¿Y usted la ha leído?”, repreguntó. “He mirado algo…”, respondió. No hay más preguntas, señoría.
“Me alegro de que todo salga a la luz”
“Me alegro de que todo salga a la luz”, dice Hans Zollner, miembro de la Comisión Pontificia para la Protección del Menor, impulsada por Francisco, sobre los abusos cometidos contra más de 500 menores pertenecientes al coro de Ratisbona.
“Quien hizo mal debe pagar. Ese es el deseo de la Iglesia”, sostiene Zollner en una entrevista con La Repubblica. El jesuita alemán pone en valor al obispo de Ratisbona, Rudolf Voderholzer, que tuvo el coraje de denunciar los abusos perpetrados durante décadas. Y espera que su testimonio sirva de ejemplo para otras iglesias locales.
Georg Ratzinger, hermano del Papa emérito, fue director del coro durante 30 años. Sin embargo, “debe decirse que fue director del coro mientras la mayoría de abusos se cometían por parte de un empleado de una escuela establecida en un país vecino”. No obstante, “por supuesto que se valorará cualquier responsabilidad”. Al ser preguntado sobre si Benedicto XVI era conocedor del caso, Zollner es claro: “Realmente descarto que Ratzinger supiera nada”.