Sin pretender “desnudar plenamente la situación de Venezuela”, el presidente de la Conferencia Venezolana de Religiosos (CONVER), Francisco Antonio Méndez, comparte con Vida Nueva su análisis sobre el momento que atraviesa el país tras el inicio de la Asamblea Nacional Constituyente el pasado 4 de agosto.
“Estamos ante un caos donde los actores halan el borde más próximo del manto, según sus intereses, posibilidades y, en ocasiones, perdiendo la globalidad de los sueños de una patria, y haciéndola sufrir por la brusquedad de los acontecimientos”, postula el sacerdote, quien también es el actual Inspector Provincial de los salesianos. Y sin embargo, a pesar de “la sinrazón de decisiones que aletargan la conciencia del venezolano, por una parte, o la exasperan hasta la más cruenta confrontación”, el religioso sostiene que “en Venezuela no se agota la esperanza”, porque “hay fuerzas en la Iglesia y en la vida religiosa para seguir al lado del pueblo”.
El trípode de la dictadura
Al analizar los recientes acontecimientos, Méndez constata que “se nos está revelando la realidad, tal cual es, ante nuestros propios ojos; ya no requerimos de intérpretes, de especialistas, de gurús, para verla”. Se trata, sin más, de “una dictadura que se sostiene sobre un trípode dantesco”, denuncia el representante de los religiosos de Venezuela.
En primer lugar, es evidente “la represión del Estado y de sus hordas aliadas, con la finalidad de amedrentar, callar, subordinar y aplastar toda disidencia”. También se aprecia –en segundo lugar– “un poder judicial totalmente servil, que tiende a fortalecer a los opresores con decisiones arbitrarias y nefastas”. Y como tercer componente, están “los aliados externos que proporcionan espionaje, tecnología, experiencia dictatorial y contactos internacionales, a cambio de jugosos negocios que aumentan su poder y dominio”.
La corrupción es el común denominador de esta crítica situación, si se considera que “este trinomio funciona como una red altamente confeccionada que sirve para sostener a los títeres en el poder y alimentarse vorazmente del dinero de la nación y del narcotráfico”. En efecto, “no han sido pocas las acusaciones a líderes políticos y militares oficialistas sobre la tenencia de mucho dinero en el exterior y propiedades sumamente costosas”, advierte el religioso.
Conciencia de cambio
El lado positivo de la actual coyuntura es la conciencia de cambio que se está generando entre los venezolanos. “Indiferentemente de que se haya logrado o no salir de Maduro, o frenar la Constituyente, en Venezuela hay una gran expresión –totalmente consensuada– de rechazo a todo este tinglado de corrupción y delincuencia”, asevera el presidente de la CONVER.
Sus palabras se sustentan en la cantidad de gente que ha salido a protestar a las calles, los innumerables empleados públicos que no votaron por la Constituyente el 30 de julio, la nada despreciable cifra de venezolanos que expresaron su voluntad en el referendo del 16 de julio, e, incluso, “el abultado listado de mártires que –aunque nos duele– han salido con la determinación de procurar la libertad de Venezuela”.
Méndez considera que “la precariedad para comer, para vivir, para obtener medicinas, para viajar, para todo, es condenada y repudiada por casi un 90% de los venezolanos, y digo 90% porque lo más seguro es que los que apoyaron la pobre Constituyente no hayan alcanzado el 10%”.
La vida consagrada en conexión con el pueblo
Otro elemento que destaca el presidente de la CONVER, es la “profunda comunión y conexión entre Pueblo e Iglesia, entre nuestra gente y la vida religiosa”, algunos por compromiso de fe y otros por motivos sociales o por coincidir en un cierto altruismo, “aunque también hay que reconocer que puede haber algún sector que nos mire sospechosamente, tildando a los religiosos de activistas políticos: aquí se trata de salvar a Venezuela y todos tenemos el deber de aportar”.
“Con esto no digo que haya una total adhesión, pero sí que se está dando un encuentro que está haciendo posible mantener la evangelización, la conciencia política, y el despertar en la vida social”, añade el religioso salesiano. En este sentido, los mayores desafíos de la vida consagrada pasan por “la educación para reconstruir el tejido social, sanar las heridas del país, acompañar la desesperanza, y crear alternativas a la historia triste que habrá que narrar por mucho tiempo”.
Con todo, Méndez destaca, de manera particular, “la solidaridad del papa Francisco, quien aboga por el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales”, como se aprecia en el comunicado en el que la Santa Sede pidió que se suspendiera la Constituyente.
“En medio de todo esto buscamos mantener viva las motivaciones de fe, la razón por la cual estamos en la Iglesia y en la vida consagrada, de tal forma que podamos reencontrarnos con la fuerza, la originalidad y la actualidad del carisma que cada quien porta. Siendo fieles a Dios, seguro que seremos fieles a Venezuela, que mantiene viva su lucha por ser grande, mejor, plena, llena de vida en todos los sentidos”, concluye el religioso.