“Lo que pasa en la Catedral es una gota frente al tema de fondo del pueblo mapuche. Es un pueblo que necesita mayor reconocimiento, que se respete más su cultura; hay un tema de tierras que no está resuelto”, expresó el arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí, después de reunirse con Juan Carlos Trancal, vocero del grupo de manifestantes mapuche que el jueves 21 de septiembre tomaron la Iglesia Catedral.
El encuentro tuvo lugar luego que cinco jóvenes ocuparan el templo como apoyo a los cuatro mapuche en prisión preventiva hace un año y tres meses y que mantienen una huelga de hambre hace más de cien días. “Acoger una persona es lo menos que puedo hacer, más cuando se trata de personas que pasan por dificultades. Hay familiares en huelga de hambre por más de cien días, lo que es grave. La acción que han tomado es más bien una acción desesperada frente a la impotencia de poder resolver un problema real que tienen”, afirmó el arzobispo.
Chomalí sostuvo que “el diálogo es parte fundamental de nuestra sociedad y si no somos capaces de dialogar, será muy difícil construir la sociedad que todos queremos”. Hablando de los mapuche, cuya población también tiene gran presencia en la arquidiócesis de Concepción, expresó: “es el pueblo con menos jóvenes en la educación superior, que tiene los menores ingresos, y esto nos tiene que cuestionar a todos como sociedad. Poner el centro en la toma de la catedral, que no es lo que uno desea, pero no es el foco. El foco es qué pasa con el pueblo mapuche, de qué manera el Estado se hace cargo de esta situación”.
Ley antiterrorista
Juan Carlos Trancal dijo que la ocupación de la Catedral se hizo “para mostrar el apoyo a los peñis que cumplen más de cien días en huelga de hambre, en Temuco, en el denominado caso iglesias”, y agregó que la toma se mantendrá hasta que se tenga una respuesta a la solicitud de “dar de baja” (no se aplique) la ley antiterrorista para este caso y se realice un “juicio justo”, ya que se los mantiene en prisión preventiva por más de un año y tres meses. Por esto, el arzobispo hizo un llamado a la Fiscalía, “por lo que me cuentan, los procesos (judiciales) son muy lentos, entonces hay una prisión preventiva muy larga, lo que debería ser resuelto de mejor forma”.
En este juicio la Fiscalía acusa a los hermanos Benito, Ariel y Pablo Trangol y a Alfredo Tralcal de incendiar un templo evangélico en el sur de Chile en junio de 2016 y pide aplicarles la Ley Antiterrorista. Con la huelga de hambre ellos reclaman que no se les aplique esta ley y se proceda sin dilatar el proceso.
Hace décadas se mantiene en el sur de Chile un conflicto entre comunidades mapuches que reclaman la propiedad de tierras ancestrales y empresas agrícolas o forestales, que en los últimos años ha derivado en episodios de violencia en los que han muerto varios comuneros, policías y agricultores.Según expresó a radio Cooperativa el dirigente de los camioneros, José Villagrán, “tenemos 268 camiones quemados y lamentablemente no hay responsables, no hay gente procesada ni condenada” y refiriéndose a un acto reciente dijo “estos terroristas que están actuando en la Región de La Araucanía se demoraron tres minutos en quemar 18 camiones, o sea que estamos hablando de gente preparada y profesional para hacer el trabajo”. También han recrudecido los ataques a las iglesias ya que sólo en 2016 fueron quemados 9 templos católicos y 6 evangélicos en la región y este año las cifras ya alcanzan a las del año pasado.
Repiten que van a morir
Acusados de incendiar uno de esos templos evangélicos en junio de 2016 los cuatro mapuche fueron puestos en prisión preventiva hace ya un año y tres meses, lo que consideran un proceso injusto y desproporcionado. Iniciaron la huelga de hambre hace casi cuatro meses lo que llevó a representantes del Colegio Médico de Chile a examinarlos. Ellos advirtieron el estado grave en que se encuentran y solicitaron la mediación del jesuita Felipe Berríos con quien los visitaron intentando que deponga la huelga.
Al portal web El desconcierto, Berríos relató su posterior visita a los presos: “En un principio la conversación fue un poco fría, pero de a poco nos fuimos soltando. Me hablaron de su lucha como pueblo y, como yo era sacerdote, hicieron mención de que a su tierra había llegado la espada junto con la cruz. Era un grupo muy preparado y leído. Me decían que ellos sentían que la iglesia católica, y sobre todo la evangélica, miraba a sus machis como brujos y sus guillatunes con cierta suspicacia, algo que iba matando el alma a la cultura mapuche”, expresó. Sus intentos por lograr que ellos tomen vitaminas y depongan la huelga fueron inútiles. “Ellos estaban bastante desesperanzados y repetitivos con la idea de que se van a morir, que no dejarían la huelga. Nosotros sosteníamos que tomaran ciertas vitaminas, algo que no significa dejar la huelga, pero sí cuidar el cerebro. Pero ellos están muy cerrados a eso, sobre todo Benito que en cierto modo es el jefe. Lo que más repetía era que se iban a morir y no iban a ceder. Sienten que están abandonados, desconfían de todo y han señalado que valen más muertos que vivos”.
También Amnistía Internacional llama a “revisar la prisión preventiva” de los cuatros comuneros mapuche en huelga de hambre y recordó que en 2014 la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado chileno por “el uso de la prisión preventiva bajo los parámetros de la ley antiterrorista”. Sin embargo, el sábado 23 el Intendente Regional de La Araucanía, Ricardo Chancerel, dijo a radio Cooperativa que el Gobierno descarta retirar la querella por infracción a la ley antiterrorista contra estos cuatro comuneros mapuches.La querella “no es negociable”, dijo. “En este caso, dada la gravedad de los hechos, sería una pésima señal que retiráramos la querella”, afirmó Chancerel.