Desde hace más de 20 años, el padre Marco Antonio Islas dirige el Coro de la Arquidiócesis de Hermosillo. Desde su basta experiencia en la materia, asegura que en la música sacra lo que la Iglesia debe hacer es orientar, jamás imponer, pese a que actualmente la música sagrada tenga en muchas iglesias un enfoque meramente ‘ambientalista’, es decir, se canta sólo para ambientar la celebración.
Como responsable de la Dimensión de Música Litúrgica de la Iglesia en Hermosillo, el padre Islas afirma que la música sacra debe llevar a la asamblea a participar y a sentirse una comunidad que peregrina hacia la patria eterna, una comunidad que se une a dar fruto a Dios.
Por ello, lamentó que haya personas que prefieran algunas iglesias o misas porque consideran que un coro canta mejor que otro, olvidándose del verdadero significado de la liturgia. Ante esta situación –dijo– es importante la formación musical, no imponiendo nada, sino promoviendo, orientando, atendiendo a los coros y grupos musicales, pues de esta manera, no sólo conocerán la importancia de la liturgia, sino su ser y quehacer como bautizados, pero además, dejarán de entonar cantos que no van con la santa misa, sino que son producto de los caprichos de quienes los contratan”.
Liturgia participativa
El sacerdote explica a Vida Nueva Digital que la constitución Sacrosanctum Concilium, emanada del Concilio Vaticano II, establece que la música litúrgica tiene dos finalidades: enaltecer las almas a Dios y santificar las almas de los fieles, lo cual –dijo– implica una participación activa de los fieles; de ahí que el Vaticano II haya determinado que las misas se celebraran en la lengua de cada pueblo”.
Tras las disposición de celebrar la Eucaristía en lengua vernácula –explica el padre Islas– “también comenzaron a aparecer nuevas composiciones con un enfoque más participativo por parte de los fieles; y es que la Iglesia pide que no solamente se escuche el coro, sino las voces de un pueblo que alaba a Dios”.
Y añade: “Pero a pesar de que hoy en día nuestra liturgia es muy diferente a la de aquellos tiempos, no por eso vamos olvidar nuestra historia, nuestro pasado que es tan rico y que eleva nuestros corazones y nuestras almas a Dios”.
Aclaró que de ninguna manera la Iglesia minimiza la importancia que tiene la música sacra en las celebraciones, sino que la intención de un acto litúrgico es que se promueva la participación de todos los fieles.
Concierto a Santa Cecilia
Por otra parte, el padre Marco Antonio Islas dio a conocer que el Coro de la Arquidiócesis de Hermosillo llevará a cabo una serie de conciertos en honor a santa Cecilia. “Los días 21, 22, 27 y 28 de noviembre estaremos interpretando en varias parroquias de la arquidiócesis la misa que el francés Charles Gounod compuso en honor a esta santa, considerada patrona de los músicos”.
El sacerdote explicó que estos conciertos tienen como finalidad promover la cultura en la Iglesia local, pero también hacer notar que los grandes genios de la música también se han inspirado en el culto a Dios a través de la liturgia, “pues la iglesia tiene muy claro que la música más bella nace del contacto del espíritu que tiene el hombre con Dios”.
Detalló que esta misa a santa Cecilia se presentará los días señalados en las parroquias: San Antonio de Padua, Fátima, Jesús Buen Pastor y María Madre del Redentor, respectivamente. “El acceso a los conciertos es de aportación voluntaria”, dijo.
Para la interpretación de la obra –detalló– se requieren tres solistas (bajo, tenor y soprano), y orquesta, así como 12 músicos con sus respectivos instrumentos: cono francés, trompetas, percusiones, órgano, violines, flauta, oboe, viola, violonchelo y contrabajo, de tal forma que el coro está conformado por 55 personas.
Para finalizar el sacerdote recordó que santa Cecilia fue una noble mujer romana martirizada posiblemente a finales del siglo II, como consecuencia de la persecución de los cristianos. El papa Gregorio XIII fue quien la nombró patrona de los músicos en 1594, “no porque tocara algún instrumento, como se le representa en algunas imágenes, sino porque vivió en total armonía con Dios”.