Asel nació 47 minutos después de dar la bienvenida al 2018. Es el primer bebé nacido en Viena en este nuevo año. Como acostumbran los medios, fotografiaron a la familia y les entrevistaron. ¿El pecado? Son musulmanes. Un hecho que ha desatado una ola de odio racista en las redes sociales. “Deportad enseguida a esa basura”. Este es uno de los mensajes escritos. Ante la gravedad del asunto, Cáritas Austria ha salido en defensa de la familia. “Se ha traspasado una línea roja”, decía el secretario general de la organización, Klaus Schwertner.
“Cuando tenga 18 va a ser una terrorista”. “Como vienés auténtico es lógico que solo me pueda alegrar de un bebé austríaco”. “Le deseo una muerte repentina”. Ante comentarios tan desagradables como estos, varios medios austríacos han decidido desactivar los comentarios de las noticias relacionadas. Schwertner ha lanzado una campaña de apoyo y felicitación a la familia que rápidamente se ha hecho viral con el apoyo de miles de personas.
“Representantes de todos los grupos políticos, los medios, iglesias y de la vida pública se han unido”, se congratula en un comunicado, recogido por EFE, el secretario de Cáritas. Por su parte, la organización de asesoramiento contra el odio en la red #GegenHassimNetz estudia la posibilidad de presentar denuncias por incitación al odio contra los autores de los comentarios islamófobos, un delito que la ley del país castiga hasta con dos años de prisión.
Macron quiere contar con las religiones
El presidente francés, Emmanuel Macron, recibió ayer, 4 de enero, a los líderes religiosos del país en el Elíseo. Y les avanzó, en la reunión que se dilató por espacio de una hora y media, su postura en cuanto a las relaciones a mantener: hizo hincapié en su voluntad de establecer un diálogo regular con ellos. “Es natural que el presidente de la República se reúna con ustedes porque participáis en la vida de la nación”, explicó Macron, según recoge La Croix.
El presidente habló durante su discurso de 30 minutos sobre el papel de las religiones en la sociedad y sobre la importancia de la educación religiosa en Francia. Asimismo, elogió el papel de las asociaciones caritativas cristianas en la acogida de refugiados. Por otro lado, les aseguró que serían consultados antes de la revisión de las leyes de bioética, planeadas para el otoño, porque su idea es organizar “un verdadero debate filosófico” sobre estos temas.
Las relaciones regulares marcarían un cambio notable, ya que durante varios años las reuniones entre el presidente y los líderes religiosos se han reservado para situaciones de crisis. “Uno tiene la impresión de que quiere escuchar a las religiones. No necesariamente para lograr un consenso absoluto, sino para establecer un diálogo constructivo”, dijo Denis Jachiet, obispo auxiliar de París, también presente en el Elíseo.
Los obispos de Kazajstán, contra Amoris laetitia
“Las personas divorciadas que viven con otra persona no se atreverían a pedir la sagrada comunión en Kazajstán porque saben que viven en una situación de pecado. Sería una blasfemia”. Son palabras de Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astana, a Catholic News Service.
El arzobispo de Astana, Tomash Peta; Schneider; y el arzobispo emérito de Karaganda, Jan Pawel Lenga, publicaron a finales de diciembre una declaración sobre “las verdades inmutables del matrimonio sacramental”. Y lo hicieron en respuesta a algunas conferencias episcopales que emitieron directrices que prevén la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar puedan comulgar, según relata Schneider.
Para los tres prelados kazajos “ningún obispo o grupo de obispos tiene autoridad para autorizar la comunión a los divorciados vueltos a casar a menos que la pareja haya recibido una anulación o se haya comprometido sinceramente a abstenerse de tener relaciones sexuales”. Y, según explica el auxiliar de Astana, la declaración no va en confrontación contra el Papa, ya que es “un servicio de caridad y verdad”.