El 2018 de Francisco estará marcado por los jóvenes y la familia. Así lo sintetiza el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, en una entrevista a Alessandro Gisotti en Vatican News, el nuevo sitio web de la Santa Sede. Sin embargo, el purpurado también responde a otro de los grandes desafíos del Papa en este nuevo año: la reforma de la Curia.
En relación a esta reforma, Parolin considera que “ya han dado algunos pasos significativos”. Sin embargo, más allá de insistir en las reformas estructurales, “la reforma más importante es la conversión personal”. Y en este sentido, “hay que asegurar que la Curia, cada vez más y mejor, puede realmente ser una ayuda al Papa para anunciar el Evangelio, para dar testimonio del Evangelio y para evangelizar el mundo de hoy”.
Parolin ha respondido a preguntas sobre la familia en el marco del Encuentro Mundial de la Familia, que se celebrará en agosto en Dublín. Pero también ha contestado sobre ‘Amoris laetitia’ y las resistencias a ella. “Tras de la celebración de dos Sínodos y la publicación de la exhortación, la Iglesia ha tomado otra dirección”, reconoce. Por eso, “la celebración del evento en Irlanda será una cita importante porque es la primera después de la publicación del documento”, continúa.
‘Amoris laetitia’ “ha dado lugar a un nuevo paradigma”
El secretario de Estado sostiene que ‘Amoris laetitia’ “ha dado lugar a un nuevo paradigma que Francisco está llevando a cabo con prudencia y paciencia”. Asimismo, sospecha que, “probablemente, las dificultades que han surgido y que todavía existen en la Iglesia, así como en algunos aspectos del contenido, se deben precisamente a este cambio de actitud que el Papa nos pide: ¡Este nuevo espíritu, este nuevo enfoque!”.
Según sus palabras, “la exhortación es un abrazo que la Iglesia hace a la familia y sus problemas en el mundo de hoy, para ayudar realmente a encarnar el Evangelio en la familia”.
Una relación sin paternalismos con los jóvenes
El próximo octubre se celebra en Roma el primer Sínodo de los jóvenes de la historia. Pero mucho antes, ya casi a la vuelta de la esquina, tiene lugar un pre-sínodo. Concretamente en marzo. “Ciertamente, este año se caracterizará por una concentración especial de la atención de la Iglesia a todos los niveles sobre los jóvenes, sobre sus expectativas, sus aspiraciones, los desafíos que enfrentan y también las esperanzas que traen consigo, así como sus debilidades y miedos”, indica Parolin.
Del mismo modo, añade que “el aspecto más innovador del enfoque de Francisco es la búsqueda de una nueva relación entre la Iglesia y los jóvenes, basada en un paradigma de responsabilidad exento de cualquier paternalismo”, porque “la Iglesia quiere realmente entablar un diálogo con la realidad juvenil, quiere entender a los jóvenes y quiere ayudar a los jóvenes”.