Darío Echeverri: “El ELN quiere el acompañamiento de la Iglesia”

  • La guerrilla colombiana ha contactado al presidente de la Conferencia Episcopal, solicitando su presencia en Quito, donde se desarrollan las negociaciones con el gobierno
  • Vida Nueva entrevistó al padre Darío Echeverri, secretario de la Comisión de Conciliación Nacional, quien ha pedido al ELN “coherencia” y “seriedad” tras los ataques perpetrados el pasado fin de semana

Darío Echeverri: “El ELN quiere el acompañamiento de la Iglesia”

Ayer, 30 de enero, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) contactó a monseñor Oscar Urbina, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), solicitando su presencia en Quito, cuando los diálogos de paz entre el grupo guerrillero y el gobierno de Juan Manuel Santos mantienen en vilo a los colombianos.

Así lo dio a conocer, en exclusiva para Vida Nueva, el padre Darío Echeverri, secretario general de la Comisión de Conciliación Nacional (CCN) de la CEC, luego de que el pasado lunes 29 de enero, el gobierno colombiano suspendiera el proceso de negociación con el ELN, tras los ataques del fin de semana a las estaciones de policía en Barranquilla, Soledad y Santa Rosa del Sur, en la región Caribe, que dejó un saldo de 7 policías muertos y decenas de heridos.

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P. Darío Echeverri, secretario del CCN

“Esta mañana (ayer) el ELN llamó a monseñor Oscar Urbina y pidió que los visitemos en Quito. Ellos quieren compartirle a la Iglesia las razones que los condujeron a no respetar un cese al fuego. Ellos quieren el acompañamiento de la Iglesia y monseñor les dijo que sí, pero que la Iglesia está dispuesta primero a escuchar el dolor de las comunidades, como también a acompañar los esfuerzos de un acuerdo de terminación del conflicto entre el gobierno y el ELN”, aseguró el padre Echeverri.

En anteriores ocasiones, el secretario de la CCN ha invitado al ELN a tomar el camino de la paz, a no traicionar sus principios. “En el 2002, Fidel Castro le dijo al ELN: señores, la confrontación armada que ustedes llevan ya no tiene sentido”, recuerda el sacerdote claretiano.

Además de reiterar la necesidad de pactar urgentemente un nuevo cese al fuego bilateral indefinido, evaluando, corrigiendo y mejorando el anterior –como ha propuesto el Comité Nacional del Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia, en cabeza de monseñor Héctor Fabio Henao–, el padre Echeverri recaba en los desafíos que tiene la Iglesia colombiana en su compromiso con la paz y la reconciliación.

El rumbo de la paz

PREGUNTA. ¿Cuál es el rumbo de la paz en Colombia, ante los recientes acontecimientos de violencia: ataques terroristas, asesinatos de líderes sociales, entre otros?

RESPUESTA. Yo quisiera pensar que una cosa es el rumbo a la paz, y otra la terminación del conflicto armado en el país. Son dos cosas distintas. En varios escenarios de América Latina los ‘luchadores por la justicia’ han optado por el camino de la democracia. En Colombia hay transformaciones que se han ido dando: estos cambios que se han dado con los procesos de negociación con las FARC, el ELN, incluso los diálogos secretos con las bandas criminales, van abriendo espacio a la terminación civilizada de esa confrontación.

En estos acuerdos de paz no ha habido mucho espacio para pensar en la reconciliación. Las leyes que se han dado para implementar los acuerdos, como el de víctimas y restitución de tierras, no han tenido de  manera explícita un norte de reconciliación.

Reconstruir la confianza

P. ¿Cuál es el mayor desafío de la Iglesia ante este nuevo escenario donde está en juego el anhelo de la paz?

R. Un desafío importante para mí es aportar a la reconstrucción de la confianza de los individuos entre sí, de las comunidades, y de los individuos y las comunidades con la institucionalidad. Y, por supuesto, la reconstrucción de la confianza, ya en términos de Iglesia, de las comunidades cristianas.

Este conflicto tan prolongado y degradado llevó a una destrucción de la confianza muy grande. Hay mucha desconfianza en las comunidades campesinas, entre pueblitos, entre los vecinos, de un barrio con otro, incluso en la misma ciudad, y es comprensible. Hoy fueron los mismos agentes del conflicto de ayer y, entonces, sobre eso es mucho el trecho que hay que andar.

“Es necesario pagar la deuda social”

P. El Papa ha exhortado a todos los sectores a construir la paz. ¿Cómo traducir este llamado en acciones, en un país marcado por las desigualdades?

R. Ese es otro punto y es muy importante. Los términos de inequidad en el país son históricos y crónicos, son muy tristes y vergonzosos. Entonces, si bien se trata de reconstruir la confianza, es necesario también pagar la deuda social que el Estado, los gremios y las clases pudientes del país tienen con los más pobres.

En Colombia las diferencias son abismales. Si vas al Chocó, a Tumaco, al Pacífico, vas a ver toda la realidad de la comunidad afrodescendiente, y descubres que esa es otra Colombia. Al campesino se le pide que trabaje con unos cultivos alternativos, pero cómo lo sacan si no tienen las vías terciarías, si no recibe el apoyo de parte del Estado para que ellos, olvidándose de los cultivos ilícitos, puedan apelar a cultivos alternativos con posibilidades de una vida digna y condiciones gratas.

Coherencia y seriedad

P. ¿Qué propone al ELN para favorecer una salida política al conflicto armado?

R. El presidente le decía al ELN que interrumpía la quinta fase de diálogo hasta que ellos dieran pruebas concluyentes, coherentes con su compromiso con el cambio para asumir la convivencia. Ahora hay que decirle al ELN: “señores, coherencia; señores, seriedad, cumplimiento de los compromisos” y que le demuestren al país que tienen tal unidad, que son capaces de cumplir los compromisos que puedan salir de un acuerdo para la finalización del conflicto armado. Si ellos se excusan en que son las células autónomas del ELN las que están incumpliendo, entonces eso nos demuestra que no tienen la capacidad de suscribir unos acuerdos y garantizar su cumplimiento.

“Sigamos con la paz”

P. En medio de las adversidades, la Iglesia siempre ha apostado por un mensaje de esperanza, ¿cuál es su palabra al pueblo colombiano?

R. El padre Darío es tan sólo el curita del Voto Nacional, de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, y en esa parroquia, recuerdo, hubo un momento de insensatez similar al que tuvimos los colombianos y al que vive el ELN, pero donde fue posible un acuerdo que le puso término a la Guerra de los Mil Días y por eso se construyó ese templo.

La basílica del Voto Nacional representa un compromiso, esa promesa del país al Corazón de Jesús de construir ese templo si nos daba la paz. Y yo diría a todos a los colombianos que sigamos con la paz, con las FARC, el ELN, las bandas criminales, con todos los actores de conflicto. ¡Qué bueno sería encontrarnos algún día en ese templo y celebrar la eucaristía de la reconciliación entre todos los colombianos!

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