Ayer 26 de febrero saltaba la noticia del cierre de la Basílica del Santo Sepulcro en Tierra Santa ante las medidas fiscales que el Gobierno israelí quería aplicar a las distintas iglesias. El Ayuntamiento de Jerusalén reclamaba 150 millones de euros en un impuesto similar al IBI, además de amenazas de expropiaciones.
A primera hora de la tarde de hoy se anunció que las medidas habían quedado sin efecto, a la espera de una próxima negociación con los líderes cristianos, que pueda solucionar el conflicto. Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí, y Nir Bakart, alcalde de Jerusalén, han designado una comisión, presidida por el ministro de cooperación regional para que inicie el diálogo.
Sin apertura completa
Las puertas cerradas del templo fueron el lugar para una concentración de unos 300 cristianos, que recorrieron algunas calles del barrio cristiano, en la ciudad antigua de Jerusalén. Los manifestantes reclamaban la reapertura de la basílica.
Por su parte, las autoridades del Patriarcado Griego Ortodoxo, que congrega al mayor número de fieles cristinos en los Santos Lugares, han comentado que la reapertura completa del templo no tendrá lugar hasta que no se retiren por completo las medidas legales y fiscales que motivaron el cierre.