MIÉRCOLES 7. Mesa redonda femenina. Teresa Compte presenta su libro con la presidenta de Manos Unidas, la secretaria general de Cáritas y la rectora de la Pontificia de Salamanca. Mirian Cortés administra unas cuantas píldoras de sensatez. A saber: “Hombres y mujeres, todos tenemos que ser feministas”. “En la Iglesia, el único límite para la mujer es el acceso al ministerio. Pero el sacerdocio no es el problema, sino todo lo demás”. “Jesucristo fue el primer feminista de la historia: ahí está su encuentro con la samaritana, que rompió todas las barreras”.
JUEVES 8. La alcaldesa de Getafe recibe en su despacho a un par de alumnas, a un par de profesoras y a una religiosa. Mucho más que cordialidad protocolaria. Las niñas le entregan las gafas de san Faustino, el getafense que abanderó la defensa de la presencia femenina en las aulas. Sara responde proponiendo un nuevo encuentro, quiere conocer más. Hubo quien le cuestionó en su entorno a la socialista el motivo de reunirse con la escuela concertada católica. “Soy alcaldesa de todos”, les sentenció. Del otro lado, del eclesial, también hubo alguno que otro que cuestionó que se solicitara una audiencia con ella, después de todo lo llovido. Fuera clichés. Cultura del encuentro. Se construye en lo pequeño, en lo local.
SÁBADO 10. La capilla de la Adoración Perpetua como casa de puertas abiertas, cuando los templos acortan sus horas de apertura para centrarse en el culto. Está en un sitio de paso. En un garaje. No son pocos los que acuden a descansar. Pero, aun así, faltan centinelas. Para la noche. Y para los veranos. Un esfuerzo. Es lo único que pide Conchi, que se desvive para cuadrar horarios.
DOMINGO 11. De poco sirve promover un cardenalato póstumo. Para reivindicar la deuda con aquel que se desgastó en la Transición, que recibió más de una mirada de sospecha por negociar con el diferente. Pero, sobre todo, para honrar su honestidad por levantar alfombras en la tierra de la que fue algo más que un hijo adoptivo. Que se lo pregunten a la Pilarica.
MARTES 13. Almuerzo en la casa de los misioneros del Sagrado Corazón. Con el cardenal Amigo. Tumba toda sospecha sobre los musulmanes. “Si en Tánger tuvimos que cerrar alguna iglesia, fue porque no había cristianos, no porque no se nos dejara vivir nuestra fe”. El dialogo interreligioso como realidad.