Nadie conocía a Jesús, pero creían en él. La tensión de priorizar la lucha contra los romanos en nombre de Cristo, o ayudar a las viudas y huérfanos, empezaba a resquebrajar a las incipientes comunidades cristianas.
“Pablo, el apóstol de Cristo” (Andrew Hyatt, 2018), es una película cuyo principal protagonista son Cartas de Pablo. Es el contexto de su elaboración la trama que lleva al espectador a armar el rompecabezas narrativo que propone esta cinta.
Jim Cavizel, cuya caracterización de Cristo en la icónica película de La Pasión (según Mel Gibson) lo convirtiera en la imagen posmoderna del Mesías, ahora interpreta a Lucas, el médico que acompaña a Pablo en la cárcel, y a cuya iniciativa consigna las memorias del Apóstol para comunicarlas a los cristianos, y así, animarles para vivir su fe.
Esta cinta, si bien por momentos se torna un poco lenta, logra transmitir en el espectador los conflictos que han existido y que siguen existiendo en la Iglesia.
El vestuario y la escenografía ayudan a viajar hasta la Roma imperial. Hay simbolismos inmersos en las imágenes, pero la cinta transcurre con suficientes motivos para saborear las Cartas de Pablo que están en la Biblia.
“Pablo, el apóstol de Cristo”, estará proyectándose exclusivamente en las salas Cinépolis en la Ciudad de México y área metropolitana por sólo diez días a partir de hoy 4 de mayo.
Sin duda que esta experiencia cinematográfica servirá como un catalizador para darle una revisada a qué tanto somos apóstoles de Cristo.
