El cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, fue el encargado de representar a la Iglesia en la Gala MET del pasado lunes 7 de mayo en la que se presentaba la exposición ‘Heavenly Bodies’, para la que el vaticano ha prestado 40 piezas. En entrevista con CRUX ayer, martes 8, reconoció que las ideas preconcebidas que pudiera tener sobre los participantes, “a los que se tiende a caricaturizar o imaginar condescendientes”, se disiparon al llegar. “Fue todo lo contrario, fueron muy cercanos y muy respetuosos”.
En otra entrevista para la radio católica SiriusXM, Dolan confesó que también hay gente a la que no ha gustado el evento. Sin ir más lejos, contó que sus obispos auxiliares se quejaban del vestido de la cantante Rihanna, a lo que él les contestó bromeando: “No deberíais quejaros, se ha ofrecido para hacer confirmaciones”. También en tono de broma, propio de alguien contento con el resultado del evento, aseguró a sus entrevistadores que “muchos medios dicen que Rihanna llevaba una tiara. Es, de hecho, una mitra. Me la ha devuelto esta mañana“.
En tono más serio habla de su encuentro con George Clooney, quien le aseguró estar al corriente de sus viajes al Líbano, de donde es originaria la esposa del actor, lo que dio pie a una conversación sobre los derechos de las minorías religiosas. Finalmente, Dolan añade que “no encontré el espíritu de la gala blasfemo en modo alguno. ¿Fue arriesgado? Sí, pero no vi que nadie intentara ofender. Si damos una conferencia sobre imaginería católica en el museo, no va nadie, pero a una noche así va todo el mundo (…) por lo que solo puede ser para el bien de la Iglesia“.
Reconoce que al principio sintió cierta aprensión por el evento, imaginando que sería un desfile de irreverencias, pero tras asistir relató que muchos de los asistentes “reconocieron que no eran muy fieles a sus iglesias de origen, pero que una noche así les traía muy buenos recuerdos. Y yo pensé ‘Vaya, esto si que es evangelización de la cultura'(…) y si esto ayuda a la gente a redescubrir esas raíces de tradiciones y oración, entonces: Aleluya“.
Burke aconseja al Papa impedir la intercomunión
El cardenal Raymond Leo Burke, uno de los firmantes de las dubia sobre ‘Amoris laetitia’, arremetió contra el plan de algunos obispos alemanes sobre la intercomunión ayer en una entrevista concedida a Gloria.tv. Burke aseguró que “la idea de que alguien que no está en comunión completa con la Iglesia reciba la Santa Eucaristía es absurda”. También afirmó que es el deber del Papa “impedir que una conferencia episcopal o un obispo haga algo contrario a la doctrina de la Iglesia”.
“De otro modo la Iglesia acabaría en una situación como la de las denominaciones protestantes –añadió–, en las que cada vez que un obispo o un grupo de fieles tiene una nueva idea, crean una comunidad nueva, multiplicando las divisiones”. Así, Burke espera que el Papa corrija este error de los obispos tudescos.
Por ahora Francisco ha dejado el asunto en manos de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que estudia el caso y media entre los obispos a favor de la comunión para cónyuges protestantes, encabezados por Reinhard Marx, y los siete obispos que se oponen, principalmente el cardenal Rainer Maria Woelki.
El Patriarca caldeo se defiende
El Patriarca caldeo Louis Raphael Sako advertía recientemente –frente a las elecciones legislativas de Irak que tendrán lugar el próximo 12 de mayo– que algunos de los pequeños partidos encabezados por líderes cristianos están en realidad controlados por grupos kurdos y chiíes con una influencia mayor de la que parece. En respuesta, varios de los candidatos de estas listas cristianas han reaccionado criticando al Patriarca por “interferir erróneamente en política”.
Sako se ha defendido de estas acusaciones, según recoge Fides, asegurando que los clérigos también tienen derecho a intervenir en “asuntos que afectan a la vida de la comunidad (…) para apoyar la cohesión nacional, para proteger los derechos y las libertades de la persona”. Por tanto, su objetivo no era otro que sensibilizar a los ciudadanos mostrando su preocupación social, algo muy propio de la Iglesia, ante unas elecciones que no se presentan nada fáciles.