Antes de esta despedida, los jóvenes participaron de unas reuniones por regiones y luego se trasladaron al Hipódromo para la Misa de Clausura, al escenario Eduardo Pironio, figura emblemática de la Iglesia, también para la juventud argentina a quien siempre ha acompañado y de quien siempre estuvo cerca.
Allí, la Eucaristía fue presidida por el Cardenal Mario Poli, Arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, pero fue el Obispo de San Isidro y Presidente de la Conferencia Episcopal, Oscar Ojea quien en la homilía, instó a los jóvenes a:
- confiar en el amor de Jesús que nos ama como somos,
- reconocerse como parte de un pueblo,
- amar la Patria y preparar una casa digna para que todos se sientan invitados al banquete de la vida, porque #ValeTodaVida
- convertir la vida en una auténtica misión
- mirar a María que transforma y nos enseña a transformar.
“La idea de renovar la historia está sumamente iluminada por el Espíritu Santo”
Muy cercana a la Iglesia, la vicepresidente de la Nación, Gabriela Michetti, expresó su agradecimiento por invitarla. Y recordó cuando ella misma organizó, en la diócesis de Azul, el Encuentro Nacional de 1985. “Y lo recuerdo con mucho cariño. Me da un poco de nostalgia no estar con ustedes trabajando”.
Dijo: “La juventud para mi es realmente nuestra esperanza y no lo decimos como un eslogan sino que realmente lo sentimos. Creo que esas divisiones que a veces vemos, incluso desde la política, hacen mucho daño. Y la juventud tiene eso maravilloso de unirse más allá de las diferencias… Hay que tratar de ver en el otro, cosas interesantes para mí y para seguir creciendo… Los recursos están para que seamos un gran país, es muy impresionante lo que Dios nos dio. Creo que la esperanza que habita en ustedes, los jóvenes, es la esperanza que tenemos que alimentar”.
Michetti agregó: “pensar en renovar la historia es trascendente… La idea de renovar la historia, está sumamente iluminada por el Espíritu Santo. Si hay un espíritu que nos une con buena fe, se puede transformar la realidad.
Finalmente expresó: “Estoy feliz de que ustedes sean nuestra esperanza, y sé que nosotros tenemos que alimentarla, como adultos, con buenos ejemplos”.
La visita invita
El Arzobispo de Panamá y Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, José Domingo Ulloa, estuvo visitando Rosario durante estos días. Participó en todos los actos centrales y dialogó con la prensa. Pero tuvo la deferencia de dejarle a la juventud de este país, un hermoso mensaje. También los invitó a asistir a la próxima Jornada Mundial de la Juventud (Panamá, enero 2019).
Estas fueron sus palabras:
Era necesario hacer un alto para escuchar a los jóvenes, para animarles y recordarles que ”Con vos renovamos la historia”. Y por supuesto, manifestarles nuestra alegría por permitimos vivir esta antesala a la Jornada Mundial de la Juventud.
La invitación está más que extendida, ahora solo no queda seguir orando para recibirles en enero del 2019 en Panamá.
Gracias Argentina por tanto. Gracias por reponer nuestras pilas para seguir trabajando en la preparación de la Jornada Mundial de la Juventud. Gracias por todo el amor y la atención. ¡Nos hicieron sentir en casa!
¡Sos grande Argentina! Bendiciones”
Para renovar la historia
Los jóvenes leyeron un mensaje al concluir estas jornadas.
Allí destacaron que “las necesidades de nuestra sociedad, a las que no podemos ser ajenos, nos demandan un verdadero compromiso para su transformación. Queremos ser jóvenes que hagan ‘pogo de la esperanza’. Que fieles a nuestras convicciones y siendo protagonistas de la iglesia misionera, construyamos una sociedad que no le de la espalda a la pobreza, ni a la exclusión, sino que procure el bien común, amando en la diversidad y empatizando con los más vulnerables”, leyó Mariano García, coordinador de la pastoral juvenil.
“Queremos ser una Iglesia que se arriesgue; sin miedo a equivocarse. Una Iglesia que se la juegue, que pueda ser testimonio de un amor sin límites. Queremos construir una Iglesia que sea para todos, que sea casa que recibe y que también salga al encuentro, especialmente en situaciones de dolor”.
“Escuchar expresiones como “la juventud está perdida’, puede llevarnos a pensar que no tenemos valor, que no servimos para nada. ¿Pero es realmente así? No podemos permitirnos enterrar nuestros talentos; regalos de Dios y tesoros que el mundo se está perdiendo de conocer. Animémonos a desplegarlos. Sigamos soñando. Pero no nos cortemos solos, hagámoslo juntos”.
Y a una sola voz, gritaron todos juntos: “Con vos, renovamos la historia”.