Fallece Arturo Szymanski, padre conciliar del Vaticano II

Vida Nueva platicó con él en enero tras cumplir 96 años de edad; probablemente fue la última entrevista concedida a un medio de comunicación

Fallece Arturo Szymanski, padre conciliar del Vaticano II

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) informó este martes 29 de mayo que Arturo Szymanski Ramírez, arzobispo emérito de San Luis Potosí, fue llamado a la casa del Padre, por lo que el organismo expresó sus condolencias y solidaridad a sus familiares y fieles en las diócesis y arquidiócesis en las que sirvió.

Arturo Szymanski nació el 17 de enero de 1922 en Tampico; cursó sus estudios eclesiásticos en los seminarios de Tampico, San Luis Potosí y de Montezuma EUA. Se ordenó el 22 de marzo de 1947 para la Diócesis de Tampico. El Papa Juan XXIII lo nombró Obispo de San Andrés Tuxtla el 20 de febrero de 1965. El papa Juan Pablo II lo nombró primer Arzobispo de San Luis Potosí el 29 de enero de 1987.

Entre los cargos que desempeño en la CEM se encuentran: presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia, Música y Arte Sacro durante dos trienios; presidente de la Comisión Episcopal del Clero dos trienios; presidente de la Comisión Episcopal de Causas de Canonización, dos trienios y vocal de la Comisión Episcopal del Clero trienio 2003-2006.

Entre los servicios que prestó ante el CELAM se destacan: padre conciliar en el Concilio Vaticano II (1962-1965) y miembro del Comité Central de los Congresos Eucarísticos Internacionales.

En enero pasado, Vida Nueva tuvo la oportunidad de platicar con Szymanski en torno a diferentes temas, entre ellos, el pontificado del papa Francisco. Reproducimos de nuevo la entrevista, muy probablemente la última que concedió a un medio de comunicación.

Superviviente del Vaticano II

El arzobispo emérito de San Luis Potosí, Arturo Szymanski, asegura que el papa Francisco puede suponer para algunos “revolución” y para otros “evolución”, aunque él solo esté tratando de vivir como pontífice de la Iglesia.

Son contados los obispos que participaron en el Concilio Vaticano II y que aún continúan con vida. Uno de ellos es mexicano, y pese a que el pasado 17 de enero cumplió los 96 años de edad, goza de excelente salud tanto física como mental, pero sobre todo, de un estupendo e inusual sentido del humor.

Su nombre es Arturo Szymansi, actual arzobispo emérito de San Luis Potosí, quien en esta ocasión deja a un lado el tema que por años ha ocupado la atención de sus entrevistadores: su relación con los pontífices, desde Juan XXIII hasta Francisco, para reflexionar sobre los frutos del Vaticano II, su opinión sobre el actual pontífice, la situación de la Iglesia católica y la encíclica ‘Amoris laetitia’.

En entrevista exclusiva para Vida Nueva, Arturo Szymanski, quien fue llamado a participar en el Concilio Vaticano II solo dos años después de haber sido nombrado obispo de San Andrés Tuxtla (Chiapas), cuando tenía apenas 38 años de edad, asegura que en la actualidad muchos ni siquiera conocen este histórico acontecimiento eclesial, y mucho menos los documentos emanados del mismo.

Pero hay una solución –dice con la serenidad que lo caracteriza–, y es que todos los católicos tengan un volumen del Vaticano II, lo hojeen, lo vayan conociendo en las distintas fases, y luego lo traten de aplicar. Si somos católicos, debemos vivir como católicos, y lo menos que debemos hacer es conocer el contenido y la doctrina del Concilio Vaticano II”.

Para Szymanski, lo que ocurrió con el Vaticano II, se puede resumir de la siguiente manera: “el papa Juan XXIII desató la nave de la Iglesia, Pablo VI la llevó a leyes. Ahora nosotros estamos en el muelle, y tenemos que hacer todo lo que se requirió en el Vaticano II, cada uno desde el lugar que ocupa en la Iglesia”.

PREGUNTA: Usted que ha conocido a varios pontífices, ¿considera que verdaderamente Francisco está suponiendo una revolución?

RESPUESTA: El cristianismo siempre es revolución en un mundo revuelto; esa es la realidad. Francisco simplemente está tratando de vivir como Papa de la Iglesia católica, y en este sentido, para algunos está haciendo revolución, y para otros evolución.

El arzobispo emérito considera que cada Papa tiene su propio carisma, por lo que es muy aventurado, como se ha hecho, comparar a Francisco con el papa Pablo VI, mucho menos –señala– si no se conoce el magisterio de la Iglesia.

PREGUNTA: Con sus años, con su experiencia, ¿este mundo es mejor o peor que en el que usted nació?

RESPUESTA: El mundo en el que yo nací era otro. La historia lo califica como un mundo mal comunicado, mientras que ahora vivimos en un mundo bien comunicado; sin embargo, lo que ahora falta es que cada quien sepa vivir la teología del encuentro con los demás, como lo enseña el papa Francisco, y para ello, cada uno debe conocer cuál es el temperamento que Dios le ha dado. Quien conoce su temperamento, sabe que no hay dos cerebritos iguales, se esfuerza por tener un buen carácter y evita así estar peleando con los demás.

PREGUNTA: A propósito de temperamentos y peleas, ¿qué opina de las reacciones negativas que ha habido dentro de la Iglesia en contra del papa Francisco, sobre todo las que provienen de cardenales?

RESPUESTA: Habría que definir en qué sentido. Yo he estado con el papa Francisco y he visto que es un hombre que tiene apertura hacia los demás. Es un error querer que el papa Francisco piense lo que a uno se le antoja.

Szymanski asegura que el papa Francisco se ha esforzado en hacer conscientes a los cristianos de tres cosas: que todos somos hijos de Dios (aunque a veces unos parezcan hijos de otra cosa), que debemos amarnos y ayudarnos (lo cual podemos hacer poniendo nuestro temperamento y trabajo al servicio del bien común), y que seamos conscientes de que somos cristianos, y como tales, no podemos andar peleando como paganos. 

PREGUNTA: ¿Qué opina de ‘Amoris laetitia’?

RESPUESTA: Primero que nada, quiero decir que es muy importante saber leer las encíclicas papales para luego aplicarlas. El papa Francisco ha tratado de contagiarnos esa alegría con la de que Dios nos ama, y que nos invita a amar y a dejarnos de pleitos. Si uno anda queriendo que todos hagan lo que uno piensa, está en guerra con todos. Lo que hace falta es que nos respetemos, que sepamos que somos seres humanos, que somos libres y que debemos vivir la alegría que nos da ser hijos de Dios y hermanos de los demás. Y así se evitarán las guerras. De otra manera, aunque no haya guerra armada, hay guerra de ideas, y en esas guerras de ideas, hay muchos locos.

Finalmente, sobre el hecho de ser uno de los padres conciliares que aún viven, Szymanski, afirma: “Esto significa que Dios ha sido muy bueno conmigo, porque me ha dado una larga vida. Cuando yo fui convocado a Concilio tenía dos años de haber sido nombrado obispo. A mí me hicieron obispo en 1960, aunque creo que todavía hay otro padre conciliar vivo que es más veterano que yo. Después de tantos años del Concilio, veo muchas cosas en las cuales la Iglesia ha avanzado, pero otras que se han hecho agua, y es ahí donde a los cristianos de hoy nos toca poner esa agua en paz”.

 

Entrevista publicada en Vida Nueva el 25 de enero del 2018.

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