Estructurado en tres partes, el Instrumentum Laboris para el Sínodo de los Jóvenes juega con los verbos ‘reconocer’, ‘interpretar’ y ‘elegir’ para analizar el contexto actual en el que se mueven tanto la Iglesia como la juventud para, a partir de ahí, presentar posibles líneas de acción que centren el diálogo de los obispos que se reunirán en Roma el próximo mes de octubre.
Entre estos temas que se ponen ya sobre la mesa de la asamblea sinodal se encuentran, desde la posibilidad de crear un Observatorio Permanente de la Juventud a promover una pastoral integrada que supere las parcelas que se pueden generar a la hora de trabajar en lo cotidiano.
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Apostar por los jóvenes no es opcional
El documento señala en su primer punto cómo “el cuidado de los jóvenes no es una tarea opcional para la Iglesia, sino una parte sustancial de su vocación y de su misión en la historia”. Por eso, “se invita a la Iglesia a acompañar a todos los jóvenes, sin excepción, a la alegría de amor”.
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Mirar más allá de la secularización
Aunque al hacerse eco de la realidad, se hace eco de la creciente secularización en distintos lugares del planeta, el texto plantea que “la secularización no parece afirmarse como el destino ineluctable de la humanidad”. Es más, se hace eco de una tendencia de “retorno a lo sagrado” que plantea como oportunidad ante lo que denomina “un nuevo paradigma religioso, descrito como poco institucionalizado y cada vez más ‘líquido’”.
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Atender a los no creyentes
El Instrumentum Laboris valora el trabajo de las Conferencias Episcopales por recopilar las opiniones y reflexiones de los jóvenes. Sin embargo, se lamenta que de que “en general, se presta atención a los jóvenes que pertenecen a las realidades eclesiales y que están activos ahí, con el riesgo de considerarlos representativos de todo el mundo juvenil”, por lo que invita a tener una mayor amplitud de miras.
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La pastoral vocacional no es “reclutar” sacerdotes
“Existe la necesidad de sentar las bases de una amplia ‘pastoral vocacional juvenil’ capaz de ser significativa para todos los jóvenes”, sugiere el documento, después de ser consciente del “imaginario eclesial compartido” de que el discernimiento vocacional suele tener una “visión reductiva” que se dirige “exclusivamente al ‘reclutamiento’ de sacerdotes y religiosos”.
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Reflexionar sobre los “singles”
Resulta significativo y novedoso que el texto de la Santa Sede repare en aquellos jóvenes que “eligen permanecer solteros sin ninguna referencia a una consagración particular o al matrimonio”. “Dado su aumento numérico en la Iglesia y en el mundo, es importante que el Sínodo reflexione sobre este tema”, plantea.
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Favorecer un acompañamiento abierto, no un guión escrito
El texto propone abordar “un acompañamiento auténtico” al joven que no presente la vocación “como un destino preestablecido, una tarea a realizar, un guión ya escrito, para ser aceptado”, sino que parta de la idea de que “Dios toma en serio la libertad que le ha dado a los seres humanos y responder a su llamado es un compromiso que requiere trabajo, imaginación, audacia, voluntad de proceder”.
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Dar un verdadero protagonismo al joven
El documento guía del Sínodo se planta ante el “siempre lo hemos hecho así”. Frente a ello, reclama un “verdadero protagonismo” del joven, que “ determina un estilo pastoral y también una forma de organizarse y ser institucional, está en gran consonancia con la solicitud de autenticidad que los jóvenes dirigen a la Iglesia”. Así se hace eco de que los jóvenes “esperan estar acompañados no por un juez inflexible, o por un padre temeroso y sobreprotector que genere dependencia, sino por alguien que no le tiene miedo a su propia debilidad y sabe cómo brillar el tesoro que, como un jarrón de barro, mantiene dentro”.
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Fomentar la doctrina social de la Iglesia
En un momento determinado, el documento plantea una batería de propuestas, entre las que destaca plantear experiencias concretas de servicio y contacto con los últimos, una mejor comprensión de la doctrina social de la Iglesia, impulsar una mirada de la Biblia que ayude a interpretar la actual dinámica social…
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Apreciar las redes sociales como hecho cultural
El texto vaticano da un salgo significativo para considerar a las redes sociales no solo como “herramientas para ser utilizadas en la pastoral, sino “un lugar de vida con su propia cultura para ser evangelizados”
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Más calidad en la música católica
La Santa Sede aprecia en el texto cómo la música es un elemento clave en la vida del joven, pero se hace eco de la demanda de algunas conferencias episcopales que reclaman una “música viva y de alta calidad“.
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Apostar por el deporte como espacio educador
El texto valora el papel de la escuela y de las universidades en el proceso educativo y madurativo del jóvenes, pero subraya especialmente la necesidad de que la Iglesia se involucre aún más en el mundo del deporte. De esta manera señala que “han de ser auténticas comunidades educativas integrales, no solo centros que prestan servicios”. Así, apuesta por apoyar “el papel educativo de entrenadores, técnicos y gerentes, cuidando su capacitación continua”.
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Visibilizar a los descartados
En varios lugares del documento, se plantea que al hablar de jóvenes no pueden excluirse los enfermos, las personas con discapacidad, los presos, los adictos, las víctimas de la guerra y de la violencia, los migrantes…. “El compromiso de algunas instituciones eclesiales en este frente es notable y merece ser sostenido por las comunidades cristianas en su conjunto, superando la tentación del cierre”, advierte.
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Construir un hogar espiritual
El Instrumentum laboris invita a edificar una Iglesia que sea hogar espiritual de los jóvenes, para ayudar a “unificar sus vidas continuamente amenazados por la incertidumbre, la fragmentación y la fragilidad es ahora decisivo”. “Para muchos jóvenes que viven en familias frágiles y desfavorecidas, es importante que perciban a la Iglesia como una verdadera familia capaz de “adoptarla” como a sus propios hijos”, subraya.
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Renovar la liturgia
Al recopilar las reflexiones de los jóvenes que participaron en el presínodo de marzo, se alerta de cómo ellos consideran que “los cristianos profesan un Dios vivo, pero a pesar de esto, encontramos celebraciones y comunidades que parecen estar muertas”. Frente a ello, el documento se plantea la necesidad de que la eucaristía sea “un lugar y la oportunidad de una renovada primer anuncio a los jóvenes”, así como la de “ofrecer una formación litúrgica adecuada a todos los jóvenes”.
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Valorar las semillas de bondad, también en el LGTBI
Al mencionar algunas realidades de frontera como las migraciones o el colectivo LGTBI, el documento vaticano apunta a la necesidad de impulsar una Iglesia “hospitalaria e inclusiva capaz de reconocer la riqueza y la contribución que puede aportar cada uno para el bien de todos”. “Los discípulos del Señor están llamados a valorar todas las semillas de la bondad presentes en cada persona y en cada situación”, añade.
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Una posible conversión institucional
El texto preparatorio del Sínodo de octubre llama a contar con “estructuras apropiadas de la animación no solo eficientes y eficaces, sino especialmente atractivas y luminosas para el estilo relacional y dinámica fraterna”. Así, detalla como algunos episcopados sienten la necesidad de una “conversión institucional”.
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Concienciar de que la Iglesia es más que curas y monjas
La constante denuncia del papa Francisco del “clericalismo” también está presente en el análisis sobre la mirada de los jóvenes hacia la Iglesia, destacando cómo algunos de ellos siguen viéndola como el conjunto de ministros ordenados y consagrados. “Romper esta visión sigue siendo un objetivo que muchos Episcopados esperan que se logre con una postura clara por parte del Sínodo”, subraya.
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Crear un Observatorio Permanente de la Juventud
El Instrumentum Laboris destaca una propuesta lanzada por la Unión de Superiores Generales de crear un Observatorio Permanente de la Juventud dentro de la Iglesia para permitir a los jóvenes que “den testimonio de una manera creativa y dinámica”.
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Incentivar la eclesialidad en los movimientos
El texto valora el papel y la fecundidad de las asociaciones y movimientos eclesiales a la hora de acercarse a la juventud. Sin embargo, resulta llamativo que algunos episcopados pidan que “el Sínodo refleje y ofrezca pautas concretas para superar la tentación de autorreferencialidad de algunos movimientos y asociaciones, porque es necesario “hacer más estable la participación de estos grupos dentro de la pastoral” integrada de toda la Iglesia.
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Cómo reavivar las JMJ
Las Jornadas Mundiales de la Juventud han demostrado ser un instrumento pastoral clave en las últimas décadas. Sin embargo, conscientes de que pueden ser susceptibles de mejorar, algunas conferencias episcopales pide “reavivar” estos encuentros internacionales para evitar que se conviertan en “una experiencia excesivamente elitista” para avanzar a un planteamiento “más interactivo, abierto y dialógico”.