“Tened la seguridad de que administramos lo que recibimos con transparencia, lo que recibimos con una mano lo entregamos con la otra. Esta premisa nos da la libertad para continuar pidiendo”. Así se expresó el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, durante el acto de presentación de la Memoria de Actividades de la Iglesia española celebrado en la sede madrileña de CaixaForum y retransmitida por TRECE. El también arzobispo de Valladolid subrayó cómo “estamos cumpliendo un deber de gratitud, de transparencia y de esperanza”.
Blázquez explicó que “la asignación tributaria es una manera razonable de colaboración del Estado con la Iglesia católica y con otros fines sociales. No es una nueva carga fiscal, pero sí la posibilidad que tenemos los ciudadanos de asignar una pequeña cantidad de nuestros impuestos”.
El rostro de la comunidad eclesial
El cardenal puso en valor la labor asistencial y celebrativa en una gala presentada por María de Meer y José Luis Pérez, en la que se puso rostro a la Iglesia a través de un coro infantil de la comunidad católica china en nuestro país, de una artista de circo y de un beneficiario de un proyecto de inserción laboral de Cáritas.
Por su parte, el secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, confesó que “cada vez que presentamos la memoria de la Iglesia tengo un problema de conciencia. Por un lado, el Evangelio de Mateo nos dice que nuestra mano izquierda no sepa lo que hace la mano derecha, pero por otro lado está el texto bíblico que invita a que se vean nuestras obras”.
Dejarse la vida por otros
A partir de ahí, el portavoz del Episcopado español apuntó que “detrás de los números hay muchas personas, pero sobre todo algo que no se ve: mucha fe, mucha cercanía, mucha esperanza… Gente que se está dejando la vida por los demás, muchos santos de la puerta de al lado que son los que hacen la Iglesia. Son ellos los que están detrás de las actividades de lo que hace la Iglesia en España”.
“No queremos poner medallas ni espectacularizar la caridad o la acción evangelizadora”, sentenció Gil Tamayo, que explicó cómo el objetivo es “dar las gracias a tanta gente buena que hace posible que la Iglesia esté en medio de nuestro pueblo: sacerdotes, religiosos, misioneros…, la labor callada de quien acompaña a un enfermo, visita a un encarcelado”. “Todos juntos podemos hacer un mundo mejor haciendo una Iglesia mejor, conforme al Evangelio”, concluyó.
Mano tendida sin preguntar el credo
El vicesecretario de Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal Española, Fernando Giménez Barriocanal fue el encargado de presentar las cifras de la Iglesia, desde los 13.000 misioneros españoles a los 287.382 empleos que se generan tan solo en su actividad cultural. A partir de ahí puso en valor cómo “debemos justificar el dinero que recibimos de la colaboración de los contribuyentes”. “Los datos sobre la labor asistencial hablan de un gran mapa de la solidaridad que se traduce en mano tendida al otro sin preguntarle por su credo”, comentó.
El también presidente de Cope hizo especial hincapié en la labor de la escuela católica, recordando que son “muy demandados por las familias por su gran calidad”. “Ojalá se resuelva la insuficiente asignación de los conciertos educativos”, apostilló.