Comiendo con la curia

Alberto Iniesta(Alberto Iniesta– Obispo Auxiliar emérito de Madrid)

“Fuera de los ministerios estrictamente vinculados a la ordenación sacerdotal, todo lo demás –que es mucho– puede encargarse a los laicos y laicas, con tal de que estén preparados y animados a conllevar con el pastor la parte de corresponsabilidad eclesial que les corresponda”

Amablemente invitado por el obispo y el vicario general de Albacete, Ciriaco Benavente y Luis Marín, hace unos días asistí a la comida de la Curia, que tradicionalmente se celebra al comienzo de curso. Así como suena, eso de la Curia, puede sonar a ghetto, a cosa de curas, clerical y machista.

Nada más lejos de la realidad. Más bien parecía la celebración de una gran familia, en la que había no solamente curiales, sino también curialas. Es decir, se trataba de todos ¡y todas! l@s que tienen alguna responsabilidad en el organigrama de la pastoral diocesana, como, por ejemplo, responsables de la Catequesis o del Instituto Teológico, Cáritas o Economía, Liturgia o Vida Consagrada, etc.

El Vaticano II habla repetidamente de la importancia de los laicos.

Por el bautismo, todos participan del sacerdocio de Cristo y de la misión evangelizadora de la Iglesia.

Pero, además de ejercer el apostolado en actividades creadas por iniciativa propia, pueden participar del ministerio pastoral de los obispos en ciertas circunstancias y con ciertas condiciones, como es el caso que nos ocupa al hablar de la curia episcopal, que colabora con el obispo en los diversos ministerios al servicio del pueblo de Dios en la diócesis.

Fuera de los ministerios estrictamente vinculados a la ordenación sacerdotal, todo lo demás –que es mucho– puede encargarse a los laicos y laicas, con tal de que estén preparados y animados a conllevar con el pastor la parte de corresponsabilidad eclesial que les corresponda.

Por eso, en aquella comida sencilla, alegre y fraternal, servida en el comedor de la misma casa sacerdotal donde resido, me parecía estar viendo viva y en pie la Iglesia soñada por el último Concilio, recuperando la imagen de una Iglesia comunitaria y corresponsable, un pueblo de Dios que conjuntamente da testimonio de que Cristo ha resucitado.

ainiesta@vidanueva.es

En el nº 2.676 de Vida Nueva.

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