Se cumplen 50 años de la muerte del cardenal Ángel Herrera Oria, una personalidad fuera de lo común, que definiría como “formador de hombres y forjador de instituciones”. Don Ángel ha sido un hombre fundamental en la historia contemporánea de nuestro país, con tres ejes principales: el apostolado, la información y la educación; y como unión de los tres, España.
Por eso son oportunas las palabras de Francisco Cambó con motivo de su ordenación sacerdotal: “Curioso destino el de este hombre. Dotado de enormes cualidades para la acción (talento, dotes de seducción, abnegación, conocimiento de los hombres…), las consagró todas a crear en España unas derechas tolerantes, cultivadas, sinceramente católicas y caritativamente humanas y generosas. Él trabajaba para la convivencia en el mutuo respeto de todos los españoles. Era comprensivo ante todos los problemas, especialmente los regionales y sociales. La Guerra Civil significó el fracaso total de su obra. Por fortuna para él, antes de que se produjera el cataclismo, tenía ya emprendida la carrera del sacerdocio, para consagrarse íntegramente a Dios…”.
Pero, ¿qué haría Herrera Oria en la España de hoy? Seguramente también lo que entonces decía Cambó: trabajar para “la convivencia en el mutuo respeto de todos los españoles”, siendo “comprensivo ante todos los problemas, especialmente los regionales y sociales”. Eran otros años, pero aquella situación y la de hoy resultan parejas en muchos aspectos. De ahí que nos guste calificarle como un “hombre visionario que quiso preparar a hombres para esa misión tan complicada que vivía nuestro país, y que ahora sigue de plena actualidad con una Asociación Católica de Propagandistas que debe estar más atenta que nunca a esos cambios, que muchos desean para alterar profundamente las estructuras básicas de nuestra sociedad”. Ese es el gran reto y eso es lo que gustaría a él en estos momentos.
Herrera Oria fue un gran “formador de hombres”. Prefirió sacrificar su brillante carrera profesional para obedecer a quienes le encargaron finalidades apostólicas. Por eso estuvo desde sus inicios con la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (hoy ACdP), fundada a finales de 1908 por el jesuita Ángel Ayala, con ocho jóvenes de los llamados “luises”, a los que el nuncio impuso la insignia de la Asociación el 3 de diciembre de 1909. Uno de ellos era Ángel Herrera, que con solo 23 años fue elegido su primer presidente, cargo en el que estuvo hasta 1935.
Son 24 años de fecunda presidencia de una institución cuya característica principal es el carisma específico de sus miembros a la vida pública en sus múltiples manifestaciones; que siempre “ha querido servir”, aunque también, siempre, ha actuado con plena fidelidad “a la Iglesia como ella quiere ser servida”, con independencia, como asociación privada, sin delegación ni mandato de la jerarquía, a pesar de que algunos de los miembros de esta no lo hayan entendido aún. Herrera era, por tanto, un formador de hombres a través de la Asociación. Hombres en ocasiones adormecidos y que necesitaban un impulso de alguien con un gran carácter y con hilo directo con el Vaticano, donde se escuchaban y atendían sus sugerencias y peticiones.
Índice del Pliego
FORMADOR DE HOMBRES
FORJADOR DE INSTITUCIONES
- ‘El Debate’
- ‘Ya’
- Otras cabeceras de la Editorial Católica
EXPERIENCIA PERSONAL
LAS ESCUELAS DE PERIODISMO
LA ESCUELA DE CIUDADANÍA CRISTIANA
CEU
OBRAS EN LA ACCIÓN SOCIAL
- Cáritas Española
- Instituto Social Obrero
- Confederación Nacional Católico-Agraria
- Escuelas-Capilla
Notas biográficas