Hoy, 14 de agosto, se cumplen 77 años del martirio de San Maximiliano Kolbe, un fraile franciscano de Polonia que murió en Auschwitz a manos de los nazis. Es conocida la historia de su muerte: tras escaparse un prisionero, el coronel al mando del campo ordenó matar a otros diez como castigo. Cuando el padre Kolbe escuchó a uno de los elegidos lamentarse por su esposa e hijos, convenció al coronel de que lo matara a él en su lugar. Así, tras tres semanas de ayuno forzoso en una celda de aislamiento, en la víspera del día de la Asunción, sus torturadores acabaron con su vida mediante una inyección.
En su aniversario, Vida Nueva ha hablado con Paco Segarra, un español que se dedica al mundo de la comunicación y que guarda un especial cariño a este santo. Y es que el polaco le sirvió de inspiración para crear la Fundación Kolbe junto a varios amigos del mismo ámbito laboral, igualmente católicos. Así lo recuerda él: “Era el año 90 o 91 y yo había leído una biografía suya, ‘No olvidéis el amor’, de André Frossard, que me impactó mucho”. Su conversión aún estaba reciente, después de una etapa agnóstica de su juventud tras la que encontró sustento en Dios.
¿Yo qué puedo hacer?
“Pensé ¿cómo puedo poner mi talento al servicio de la Iglesia? No soy médico, no puedo irme a África a a curar gente así como así”, explica. Creó así junto a Manolo Portabella -quien ahora produce con su agencia La Machi los vídeos del Papa- una fundación para ayudar a la Iglesia en la comunicación, “basándonos en el anuncio, que es lo fundamental tanto en publicidad como en el Evangelio”.
Inicialmente, el éxito no fue muy grande, pero poco a poco, en parte gracias al auge de internet, esa semilla sembrada hace casi 30 años comenzó a dar fruto. “Quizá -dice Paco- no tanto la Fundación en sí (ya que la jerarquía de la Iglesia no la apoyó) pero sí que ha inspirado otras iniciativas del mismo tipo, de creación y anuncio del Evangelio. La Fundación Kolbe sirvió pues para despertar muchas cosas buenas”. La fundación está ahora en pausa, continúa gozando de gran prestigio, pero no lleva a cabo ninguna actividad, al menos por ahora.
Apóstol de la comunicación
Pero, ¿por qué Kolbe? Paco tiene muy clara la respuesta: “Para mí fue el primer gran apóstol moderno, el primero que usa los medios de comunicación mas punteros para difundir el Evangelio”. Porque como recuerda, este franciscano se dedicaba al mismo mundo que él, la comunicación, hasta el punto de que en el convento de Niepokalanów, que fundó en 1927, creó una revista -el Caballero de la Inmaculada- que comenzó con 500 ejemplares de tirada y acabó rozando el millón, con multitud de franciscanos trabajando para sacarla adelante.
Algo que no gustó a sus superiores, quienes le mandaron a Japón, cerca de Nagasaki. Pronto hizo lo mismo allí, por lo que no tuvieron más remedio que dejar que el joven sacerdote volviera a su Polonia natal. “A esto se suma -recuerda el entrevistado- que era un gran radioaficionado e incluso tenía sus propios programas de radio“. Por eso lo llama “el primer gran Apóstol de la comunicación moderna”.
“Y después de todo esto, tras una vida entera siendo testigo del Evangelio, viene ese ‘pequeño’ gesto de ofrecerse voluntario, y acaba dando su vida por Jesús y por el prójimo. Si antes lo que más admiraba de él era su faceta evangelizadora y comunicadora, lo próximo que lo siento a mi profesión ahora es eso sin duda”, concluye Paco.