Las Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad (MESST) fueron fundadas el 20 de noviembre de 1936 en la Ciudad de México con un solo objetivo: “glorificar a la Santísima Trinidad, siendo, buscando y formando adoradores del Padre, a imitación de Cristo, en espíritu y verdad”. Sus fundadores fueron el padre Pablo María Guzmán y la señorita Enriqueta Rodríguez.
Tan solo un año después, fundaron las Misioneras Auxiliares Hijas de la Soledad de María (MAHSM), con el propósito de que señoras y señoritas vivieran, en su propio estado de vida, el mismo espíritu y misión de las MESST. Hoy, después de más de ocho décadas, y gracias al entusiasmo de muchos laicos atraídos por su carisma, la congregación estrena una nueva rama seglar: los Misioneros Laicos Adoradores del Padre (MILAP).
Una gran familia
A lo largo de su existencia, las MESST han trabajado en el ámbito de las misiones, la Pastoral Educativa, la Pastoral Parroquial, la evangelización y catequesis, así como en casas de oración y medios de comunicación. Los frutos de su afán han sido vastos, por lo que a partir de los años 70 del siglo pasado, obispos de otros países solicitaron sus servicios, principalmente en el campo de la evangelización y la catequesis dentro de las parroquias en zonas suburbanas, campesinas o indígenas, por lo que hoy se encuentran en México, Bolivia, Perú, Japón y Estados Unidos.
Sin embargo, pese a ser una congregación que ha trascendido fronteras, las diferentes ramas jamás se habían reunido. Fue hasta finales de julio pasado cuando tuvieron su primer encuentro en las instalaciones de la Conferencia del Episcopado Mexicano, en Casa Lago de Cuautitlán Izcalli, Estado de México.
Una misma misión
En entrevista para Vida Nueva, la hermana María de Lourdes Pank Valenzuela, integrante del Consejo General de la Congregación MESST, explica que el lema de ese primer encuentro fue: “Caminando en la misión, unidos por el carisma”, mediante el cual se quiso resaltar el hecho de que juntos, laicos y religiosas, han caminado, colaborando en la misma misión recibida por sus fundadores.
“Desde hace tiempo habíamos venido caminando en colaboración, compartiendo la misión, religiosas y laicos, pero sin ningún compromiso formal con relación al carisma por parte de los seglares asociados a nuestras obras”, señala.
Por ello –dijo- decidimos realizar esta reunión para encontrarnos religiosas MESST, seglares MAHSM y laicos asociados, con la finalidad de reflexionar juntos sobre nuestro caminar y definir por dónde queremos seguir y dar respuesta a las inspiraciones del Espíritu Santo”.
Asegura la religiosa que se trató de un encuentro fraterno en el que participaron 175 personas, de las cuales 63 eran religiosas y el resto laicos provenientes de los diferentes países en los que tiene presencia la congregación. “En este encuentro hemos dado el primer paso, poniendo los cimientos para construir un camino, y sabiendo que lo que nos une es el carisma. Con esa fe, iniciamos una nueva rama seglar abierta a hombres y mujeres colaboradores en nuestras obras”.
Somos uno
Al referirse a la nueva rama seglar en la congregación, los Misioneros Laicos Adoradores del Padre (MILAP), la hermana María de Lourdes Pank explicó que, desde el inicio, los fundadores de las Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad, fueron conscientes de la importancia de la misión de los laicos en la Iglesia, tanto así, que al año siguiente de la fundación de las MESST fueron fundadas las MAHSM, rama seglar para mujeres. Sin embargo, desde hace tiempo, los esposos de las MAHSM y otros varones colaboradores en las obras, venían solicitando formar parte de la congregación.
Por lo tanto –agrega– la nueva rama acoge a hombres y mujeres que, desde su estilo de vida, se identifican y viven el carisma, la espiritualidad y la misión de las MESST, y desean participar en la misión de la congregación, siendo, buscando y formando los adoradores del Padre en espíritu y en verdad, en un apostolado concreto.
Afirma que quien entra a formar parte de los MILAP, responde a una vocación. No ingresa a un movimiento más en la Iglesia, sino que se dispone a vivir una vocación dentro de una familia espiritual, la cual comparte con quienes también han sido llamados a vivirla.
Finalmente, la hermana María de Lourdes Pank confió en que “el Señor, que inició esta obra como un don del Espíritu Santo a la Iglesia, continúe suscitando vocaciones religiosas y laicales, para glorificación de la Santísima Trinidad”.