Hoy, 17 de agosto, se cumple un año de los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils que se saldaron con 17 muertos y casi 140 heridos. La religiosa Teresiana Victoria Molins, más conocida como Viqui Molins, ejerce su labor en la parroquia de Santa Ana, a escasos metros de la Plaza de Cataluña por la que la furgoneta conducida por uno de los terroristas entró al paseo de Las Ramblas, y recuerda aquel infausto día: “Yo acababa de pasar por allí y una de las cosas que más me impactó es que corría todo el mundo, menos un mendigo que estaba en una esquina y pensé ‘a este le da igual morir o vivir‘”.
Pero una de las cosas que la religiosa destaca sobre los atentados es que hay que acordarse “también de aquellos que son víctimas de sí mismos. Siendo unos chicos formados en nuestro país con su familias y que alguien les lave el cerebro y cometan estos asesinatos tan tremendos“, algo que también ha recordado el cardenal Juan José Omella al pedir que hoy se rece en todas las iglesias de la archidiócesis por víctimas y verdugos.
Convivencia entre culturas
Molins vive en el barrio barcelonés de El Raval, conocido entre otras muchas cosas por la diversidad étnica de quienes lo habitan. La religiosa afirma que en el distrito “el respeto hacia las distintas religiones es increíble” y de hecho pertenece al Grupo Interreligioso del Raval que promueve el encuentro entre confesiones, y en el que tanto musulmanes como cristianos o hindúes rezan juntos a menudo, lo que “es una de las cosas más bellas que vivo”, afirma.
En este sentido ha elogiado el acto organizado hoy por el Ayuntamiento de Barcelona de recuerdo a las víctimas, en el que se ha leído un poema del inglés John Donne en las lenguas de las distintas víctimas de los atentados, con presencia de personas de distintas culturas y etnias. Recuerda así que la convivencia entre musulmanes y cristianos es completamente cordial, y va más allá de las meras formalidades: “A los pakistaníes los invitamos a la Pascua -relata- ellos nos invitan cuando acaba el Ramadán… Hemos vivido mucho eso y por ello nos asustaba que los atentados pudieran engendrar odio”.