“La familia no es una noción ideológica arcaica, sino el lugar donde la compasión, la amabilidad, la gentileza, la paciencia y el perdón se aprenden, se practican y se comparten”. Con estas palabras, el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, alentaba a los participantes del Encuentro Mundial de las Familias durante el acto de inauguración que tuvo lugar en la Royal Dublin Society.
De forma simultánea, al anochecer, tocaron las campanas simultáneamente en las 26 diócesis de Irlanda, como pistoletazo de salida para unas jornadas en las que está previsto que participen 37.000 personas de 116 países. Fue el arranque para celebrar una oración conjunta en torno al lema ‘Juntos por Cristo’ para presentar a la Iglesia como “familia de familia”. La plegaria tuvo un carácter ecuménico para que todas las iglesias cristianas se pudieran unir a la celebración de apertura.
Un mensaje más profundo
Durante la vigilia en Dublín, Martin alertó de que “hay quienes considerarán este encuentro como una especie de reunión ideológica para celebrar un tipo de familia que probablemente no exista”. Sin embargo, explicó que “es algo mucho más profundo”, si bien planteó que “tenemos que encontrar la forma de garantizar que las nuevas relaciones y desafíos en la cultura familiar se ‘envuelvan de amor'”.
Durante la homilía también hizo una referencia velada a la lacra de los abusos sexuales: “Oramos por aquellos que nunca han experimentado tal amor o de quienes ese amor fue robado por abuso o negligencia”, explicó, a la vez que apuntó cómo “solo el poder del amor puede purificar y restaurar nuestra Iglesia y nosotros y nuestra sociedad”.