Un día antes de que cumpliera 93 años, Alberto Iniesta marchó a la Casa del Padre. De forma espontánea, sin programa, un grupo de amigos del obispo auxiliar de Madrid se reunió para recordarle. Surgió una asamblea, un libro… y la posibilidad de pedir un espacio público que reconociera la entrega del pastor de Vallecas. Dos años después, Iniesta cuenta con un jardín que lleva su nombre. Una iniciativa que ha salido adelante con el apoyo por unanimidad de todos los grupos políticos, pero sobre todo, por el impulso de las asociaciones de Vallecas para con su vecino.
“No estoy muy acostumbrado todavía a esto y no sé muy bien que decir”, dijo algo titubeante el concejal de Vallecas, Paco Pérez, para afirmar a continuación con voz firme: “Quedan inaugurados los jardines Obispo Alberto Iniesta”. Aplauso unánime para cuantos se reunían a mediodía de hoy en el populoso barrio madrileño, al pie de una encina y ante un cartel artesanal que daba fe del éxito conseguido.
El concejal, que conoció en persona al prelado, recordó que compartió con él “una jornada electoral, donde yo fui interventor de mesa por el Partido Comunista y él fue el presidente”. “Le conocí en la Asociación de Vecinos del Puente de Doña Carlota, que no era casual que tuviera su sede en la parroquia. Fue un gran hombre comprometido con la Iglesia de Vallecas, en esos pequeños milagros cotidianos que es transformar la vida de las personas”, expresó, a la vez que anunció que en breve también se realizará un homenaje a otros cristianos comprometidos con el barrio, como Fabián Fernández de Alarcón y Carlos Jiménez de Parga.
Lugar de memoria y reconocimiento
Entre los presentes, el obispo auxiliar de Madrid, José Cobo. “Un jardín es un lugar precioso porque por él pasea mucha gente con sus inquietudes, con sus problemas”, indicó. Y añadió que“la Iglesia que camina en Madrid damos las gracias por este lugar de memoria, reconocimiento y aprendizaje”. El prelado presentó a Iniesta como “un hombre de Evangelio que se lo ha creído profundamente, que ha situado a los pobres en el centro y ha sacado la dignidad que tienen dentro”. Cobo se acercó a su figura de “poeta que ha creído en un mundo mejor y ha apostado todo por ese mundo desde el diálogo, el perdón y el entendimiento”.
“Desde Dios seguro que hoy se alegra y nos brinda su memoria a los creyentes para que no nos miremos a nosotros mismos sino a la realidad de las personas”, invitó a los asistentes, bajo la estela de “salir de la autorrenferencialidad como nos pide el papa Francisco”. A partir de ahí, Cobo también se dirigió a todos los vallecanos presentes para proponerles “trabajar por un mundo mejor, donde están los verdaderos problemas dejando a un lado las batallas ideológicas. Es verdad que ahí donde ayer había lodo, hoy hay adoquines. Alberto nos ayudará a seguir evolucionando y a apostar por el futuro para aprender de tanta buena gente como él para que nos espabilen”.
“Era el jardinero fiel que no tenía horario, no era un funcionario, hablaba con todas las plantas, les escuchaba”, le describió Emilia Robles al repasar la biografía del hombre que se implicó lo mismo a favor del inmigrante, que contra la censura o la pena de muerta. “Quiso hacer de Vallecas y los pueblos que atendía un lugar frondoso, donde lo árido se volviera fértil”, subrayó para verbalizar a continuación que “ojalá la Iglesia sea capaz de actualizar su memoria en un tiempo tan necesario como este”.
Ejemplo de solidaridad
Por su parte, José Molina le presentó como “un profundo creyente y ejemplo de solidaridad para la clase trabajadora”. “Siempre me pregunté si vino así de fábrica o si fue Vallecas lo que le cambió”, explicó este vecino que compartió con él alguna de sus luchas. “Con Iniesta se podía contar de día y de noche en tiempos especialmente difíciles y casi heróicos. La ultraderecha eclesial y política le tenían enfilado”, explicó Molina que repasó su implicación en la Asamblea Conjunta de Cristianos en 1974. “Tuvo que huir a España para evitar un atentado contra su vida”, valoró.
Para el sacerdote Jorge de Dompablo, “Iniesta me ha hecho creer en una Iglesia que se cortó, pero que hay gente que nos hemos negado a que desapareciera, y él supone para nosotros un apoyo espiritual, moral y personal imprescindible en unos tiempos que a veces se presentan con las mismas dificultades de entonces”. El acto lo cerró el cantautor Juan Antonio Espinosa y la lectura de un poema del obispo de Vallecas. “Vuestro hermano, en la esperanza”