El Secretario vaticano de Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallaher, participó ayer en el 73º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas con motivo del Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares.
El Jefe de la Delegación de la Santa Sede señaló que esta jornada “es una afirmación de nuestra determinación común de crear las condiciones y los pasos necesarios para la eliminación total de las armas nucleares. Nunca debemos resignarnos a la idea de que las armas nucleares estén aquí para quedarse”.
Imperativo moral
Gallagher alzó la voz desde la tribuna neoyorquina para decir que “el mundo no es más seguro con armas nucleares; es más peligroso porque la paz y la estabilidad internacional no pueden fundarse en la destrucción mutuamente asegurada o en el amenaza de aniquilación total”.
El Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares firmado por 61 Estados y ratificado por 14, entre los que se encuentra la Santa Sede, “es el fruto de los esfuerzos para promover una mayor conciencia y comprensión de las consecuencias humanitarias y los desastres ambientales que resultarían del uso de armas nucleares”, reflexionó el arzobispo inglés. Y añadió: “Las víctimas de las bombas de Hiroshima y Nagasaki siguen desafiándonos a reconocer que la eliminación total de las armas nucleares no es solo un problema de seguridad, sino también un imperativo moral, humanitario y ambiental”.
Confianza entre Estados
“La Santa Sede desea instar a todos los países a hacer realidad el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares garantizando su entrada en vigor. Asegurar que ningún Estado pueda realizar pruebas de armas nucleares es un paso esencial para detener el desarrollo de armas aún más letales”, declaró el Secretario vaticano.
Ante este Tratado, Gallagher dijo que “son obligaciones legales y compromisos morales basados en la confianza entre los Estados. De hecho, esta confianza se ha visto gravemente erosionada tanto por la reciente falta de progreso en materia de desarme nuclear como por la decisión de algunos Estados de desarrollar capacidades de armas nucleares”.
Y en un tono enérgico subrayó: “Es urgente que continuemos restableciendo y fortaleciendo la confianza mutua, que puede llevarnos nuevamente al camino del diálogo y la negociación significativos hacia un mundo libre de armas nucleares”.