“Vivimos en una sociedad que le quita importancia a abortar, pero lo cierto es que para una mujer hacerlo nunca es fácil”. Así de contundente se muestra Carmen Moreno, educadora social del Proyecto Mater de Cáritas Toledo. Una iniciativa nacida en 2015 ante la inquietud de Braulio Rodríguez, arzobispo de Toledo, por hacer suyas las palabras del papa Francisco en la cuestión del aborto.
Proyecto Mater surge, pues, de la necesidad de dar respuesta a todas aquellas madres que se están planteando abortar, ya sea por un momento de dificultad, porque son jóvenes o por cualquier otra circunstancia. Sin olvidar a las que ya han abortado. “No entramos a juzgar a nadie, mucho menos a una mujer que está sufriendo el síndrome post-aborto”, dice Moreno.
Una vez que reciben a la madre lo primero que se hace es escucharlas, conocer su situación y cómo se encuentran ellas. “Muchas veces lo que necesitan es un hombro en el que apoyarse, alguien que no las juzgue por su embarazo o por haber abortado”, subraya.
No dejar solas a las madres
Pero lo más importante es que “se sientan acompañadas, que no están solas”. “Las que están en riesgo de aborto y finalmente continúan con el embarazo las ayudamos a crear un plan de vida en el que encaje su hijo”, explica. Y es que, en muchas ocasiones, uno de los principales temores es arruinar la propia vida. “Una de las chicas que acudió a Proyecto Mater decía que se le iban a cerrar todas las puertas porque era muy joven, pero ha sido todo lo contrario, su hija es su mayor motivación para luchar por todas las metas que tenía”, dice.
Sin embargo, también aclara que el aborto no es algo que afecte solo al no nato, sino que también “acaba con la vida de las mujeres”. Según explica Moreno, “hay mujeres que, nada más hacerlo se dan cuenta de lo que ha pasado, mientras que para otras pasan años y para otras es cuando nace otro hijo que empiezan a preguntarse por qué ese si y el anterior no”. Por ese motivo, es vital caminar con ellas un “camino de curación, en el que esté presente la atención psicológica, para que poco a poco puedan ir superándolo”.
Un embarazo es cosa de dos
Desde el proyecto entienden el aborto como “lo que es: acabar con la vida de un bebé en el vientre de su madre”. Para Moreno “lo de la interrupción del embarazo es un eufemismo, porque si interrumpes algo puedes volver a retomarlo, pero esto es irrecuperable”.
Pero un hijo no nace solo de la mujer, sino que también es responsabilidad de su padre. A ellos también les reciben en Proyecto Mater. “En algunas ocasiones son ellos los que quieren tener al niño, pero también existen los que ponen a la mujer en la decisión de ‘o el niño o yo’, y eso es chantaje emocional”, asevera Moreno.
Por este motivo, se trabaja con ellos para que entiendan que el bebé también es su responsabilidad, y se les ayuda a madurar “si son muy jóvenes” y se crea con ellos también el plan de vida en el que encaje un hijo.
La enfermedad, un factor de riesgo
Un motivo clásico “para justificar el aborto” es que el bebé padezca una enfermedad o malformación. “La tasa de abortos de bebés con síndrome de Down es altísima, lo primero que te dicen es que abortes y, sin embargo, cuando llega el día de hacer campaña por esta discapacidad todo el mundo se une a ella”, dice. Esto, para Moreno, es “una hipocresía y una muestra del doble rasero de la sociedad”.
Cuando el médico da la noticia de que es posible que el bebé nazca con alguna discapacidad, es “normal que aparezca el miedo y las dudas”. Por este motivo es esencial “acompañar a los padres en el proceso, y decirles que después, cuando hablas con otros padres de niños con discapacidad, te dicen que el amor que les da ese hijo es increíble”.