Oración, víctimas, purificación


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Por segunda vez, el próximo 20 de noviembre será una jornada de hondo calado para la Iglesia. No, no tiene nada que ver con la rocambolesca historia de la exhumación de Franco, que tanto recuerda, ahora que se cumplen 25 años de su ausencia, a las películas de Fellini, un espejo que devuelve el mediocre envés que tantas veces oculta la realidad. Aunque aquí la realidad la habría podido firmar también Pepe Gotera.

No, ese día, la Iglesia en España celebra la Jornada de Oración por las Víctimas de Abusos Sexuales, coincidiendo con la celebración del Día Universal del Niño. Se trata de una jornada institucionalizada tras la petición hecha por el Comité Ejecutivo, siguiendo la invitación del papa Francisco a elegir una fecha para orar por estas personas.

Coincide, además, con la celebración de la Asamblea Plenaria de otoño de los obispos españoles, todavía “perplejos y dolidos”, como reconoce un arzobispo, por los casos de abusos sexuales, pero también por su tratamiento periodístico. ¿Se referirá en su discurso de apertura el cardenal Ricardo Blázquez a esta cuestión? ¿Se entendería que pasase de largo ante ella?

Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española 20 noviembre 2017

“Es cierto que, en algunos casos, no se ha actuado con la transparencia y la diligencia con la que tendríamos que haber actuado. Eso es verdad y no podemos ocultarlo. Pero, en general, los obispos y la Conferencia Episcopal han actuado bien”, sostiene el arzobispo. Es consciente de las deficiencias en la gestión de estos delitos, de los errores cometidos, aunque le duele que se ataque a la institución –“portadora de tanta santidad a través de los siglos”, recalca– por los delitos de sus hijos. En todo caso, recoge el pesado fardo que lastra el espíritu de tantos y se muestra convencido de que esta vergüenza “nos va a permitir una mayor purificación y una mayor transparencia. Y eso, al final, será bueno para la Iglesia”. ¿Lo entenderán todos así?

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