La CVI Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano inició este lunes con un llamado a la sociedad a organizarse para ser peso y contrapeso del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el cual entrará en funciones a partir del próximo 1 de diciembre.
La reunión de los obispos, que se lleva a cabo en la sede de Casa de Guadalupe, en el municipio de Cuautitlán Izcalli, Estado de México, tratará en esta edición varios asuntos importantes, entre ellos el cambio de timón del organismo, que durante seis años estuvo a cargo del cardenal Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara.
Al inaugurar la asamblea plenaria ante unos 130 obispos, Robles Ortega pidió al Episcopado cerrar filas en torno al papa Francisco ante los ataques que ha recibido en los últimos meses; se refirió también al reciente Sínodo de los Obispos sobre jóvenes y vocaciones, y habló del nuevo escenario político en México.
Ante un sistema debilitado
El Presidente de los obispos recordó que en abril pasado, durante la primera asamblea del año, insinuó sobre la posibilidad de un profundo cambio en la vida política de México debido al hartazgo creciente ante la corrupción, la violencia y la injusticia; sin embargo –dijo– el resultado de las elecciones rebasó las expectativas, pues “un partido fundado hace cuatro años logró una importante mayoría en las cámaras, en diversos órdenes y niveles de gobierno, e incluso la Presidencia de la República”.
El cardenal mexicano advirtió que, a la luz del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia, tal concentración de poder requiere de un renovado “sistema de pesos y contrapesos”. Lamentablemente –dijo– este “sistema” se encuentra gravemente debilitado, no sólo porque los partidos políticos aún se encuentran en un cierto pasmo post-electoral, sino porque la sociedad civil requiere de mayor organización, efectividad y presencia.
“Hoy tenemos un gobierno con gran poder, pero una sociedad que en muchos ámbitos se encuentra herida, fracturada y frágil. En otras palabras, el Estado por un lado es fuerte y por otro lado es débil”, apuntó.
Una sociedad fuerte para reconstruir el tejido
El Arzobispo de Guadalajara –quien ya no podrá ser reelecto para un periodo más como presidente de la CEM– aclaró que la Iglesia no tiene una misión político-partidista o político-gubernamental, pero la Doctrina Social enseña cómo fortalecer a la comunidad para que ella misma vuelva a reconstruir el tejido social. En este sentido –añadió– “los principios de solidaridad, subsidiaridad, bien común y opción por los pobres son más vigentes que nunca”.
Al respecto –concluyó– la principal contribución de la Iglesia católica para fortalecer a la sociedad, es ser Iglesia al estilo de Jesús. “Una Iglesia convertida y solidaria da frutos que inciden positivamente en la vida social. Para ello, es necesario que toda comunidad de discipulado misionero, especialmente si es integrada por fieles laicos, sea generadora de sociedad civil… Tenemos que aprender todos como Iglesia a ser sociedad responsable, creativa y crítica. Así la fe contribuirá a la edificación de una sociedad más justa y fraterna.